Serie

Feud: Capote vs The Swans

Ryan Murphy, Jaffe Cohen y Michael Zam(T2, HBO)
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Tras una primera temporada dedicada a Joan Crawford y Bette Davis durante la gestación de “¿Qué fue de Baby Jane?, la segunda temporada de la serie “Feud” (2017-), creada por Ryan Murphy, Jaffe Cohen y Michael Zam, se centra de forma exhaustiva en uno de los autores más representativos de la literatura norteamericana: Truman Capote. Más exactamente, afronta un tema especialmente complejo: las contradicciones de un artista que fue al mismo tiempo genio, bufón, estrella mediática, hombre cruel y superficial y, sobre todo, escritor. El argumento central es, sin embargo, el conflicto entre Capote y sus amigas de la alta sociedad, llamadas “cisnes”: Babe Paley (Naomi Watts), Lee Radziwill (Calista Flockhart) y C.Z. Guest (Chloë Sevigny), entre otras. Damas de la jet set que lo protegieron con su dinero e influencia, que le rieron sus chistes, que lo aceptaron como homosexual hasta que Capote, y este es el gran enigma de la serie, decidió publicar en la revista ‘Esquire’ en 1975 un relato de ficción titulado “La Côte Basque, 1965” en el que revelaba los secretos más sórdidos de sus poderosas amigas. Esta publicación provocó la enemistad de por vida de la mayoría de ellas, y no solo eso, también la aniquilación social de Capote, justamente un hombre que se alimentaba literalmente de ese ambiente, su ambrosía. Las consecuencias de su relato provocan un imparable proceso de autodestrucción.

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Lo sorprendente de este hecho es que en ese momento Capote estaba viviendo un período de auténtico éxito y llevaba la vida que siempre había deseado, con dinero, viajando en yates, comiendo en los mejores restaurantes y saboreando cada minuto de fama. Se había convertido en el centro de la sociedad neoyorquina, una figura admirada y respetada. Había además recibido un cuantioso adelanto de 200.000 dólares por su futuro libro, “Plegarias atendidas” (publicado póstumamente, en 1986), que en realidad nunca acabó, aunque llegó a cobrar por él otro adelanto de un millón de dólares en 1981. Sin embargo, el prolongado enfrentamiento con sus cisnes provocó que bebiera y se drogara aún más de la cuenta. El enigma es por qué lo hizo. Quizá, como se señala, porque fue consciente de que se había convertido en el bufón de ese grupo de poderosas mujeres que lo habían aceptado en su lago privado, donde él no tenía la capacidad de nadar por sí mismo, y decidió vengarse. O quizá simplemente quiso ser el centro de atracción. Aunque la respuesta más probable es que trató de superar una crisis creativa con lo que tenía más a mano, las palabras de sus amigas, que, una vez liberadas de la boca, no tenían dueño.

Seis de los ocho episodios de esta temporada han sido dirigidos por uno de los grandes directores contemporáneos, Gus van Sant, y están filmados con extrema delicadeza, de forma exquisita. Su dirección está atenta a los detalles, las distintas gamas de luz y las texturas de los objetos. Pero, sobre todo, esos planos –y lo que muestran– nos hablan de la enfermiza necesidad de perfección que había en la vida de estas mujeres (en realidad una “búsqueda de eternidad”, como dice uno de los personajes, Babe) a través de la ropa, de los peinados o de la decoración de sus casas. Gus van Sant captura así magníficamente la atmósfera superficial de ese mundo ensimismado.

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“Feud: Capote vs The Swans” es un producto atípico, perfecto e imperfecto al mismo tiempo, que no avanza, y que se mueve en círculos temporales, contándose la misma historia una y otra vez, en la que el artista miente, intenta escribir, habla con fantasmas del pasado, bebe, tiene sexo y luego se arrepiente de todo, para volver a empezar. Por ello, lo realmente interesante es cómo se retrata la fascinación de Capote por ese mundo que no era el suyo y en cuyas redes quedó atrapado. El actor que lo interpreta, Tom Hollander, realiza un trabajo impecable, y aunque la caricatura ya formaba parte de la personalidad de Capote, Hollander es capaz de penetrar las muchas máscaras del escritor y atisbar algo de su verdadera personalidad.

Otro de los hallazgos de “Feud: Capote vs The Swans” es cómo habla sobre el poder de la palabra y cómo esta afectó a la vida no solo del escritor, sino de los que lo rodeaban. De hecho, su famoso cuento provocó el suicidio de una de las mujeres mencionadas, a la que acusó de asesinato y, por supuesto, provocó su propia destrucción. Pero también reflexiona sobre lo opuesto: la ausencia de palabras que le impidió finalizar su novela. Describe ese momento en que las palabras ya no llegan, quizá porque cada escritor solo cuenta con un número limitado de ellas y Capote ya las había agotado.

Esta temporada de la serie, finalmente, trata sobre el proceso creativo y cómo sus libros transformaron su realidad, encerrando a Capote en su propia y tortuosa creación. ∎

El problema de Capote: no poder dejar de ser Capote.
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