Stewart Home, escritor de clase obrera. Foto: Eoghan Barra
Stewart Home, escritor de clase obrera. Foto: Eoghan Barra

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Stewart Home: exterminador de mitos

Javier Calvo describe “Tainted Love” como una “psicogeografía londinense”. En ella, Stewart Home reescribe la historia de la contracultura en la capital británica de los sesenta y los setenta a través del viaje hedonista y autodestructivo de su madre, una figura secundaria real, o quizá no, de la escena underground local.

Cualquiera que crea que la historia del Londres contracultural de los sesenta se entiende desde el discurso oficialista y glamuroso del Swinging London, las vidas de cine de Michael Caine y Terence Stamp, cockneys que rompieron el muro de clase, la elegancia ideada por Mary Quant, el hechizo de Twiggy, otra cockney, los testimonios inmortalizados por David Bailey y el star system personificado por Mick Jagger, encontrará en “Tainted Love” (2005; Colectivo Bruxista, 2021) una contracrónica salvaje del lado oculto, marginal, de la contracultura en la capital británica.

Stewart Home es un maestro en “alejarse todo lo posible de la respetabilidad del establishment”, escribe Javier Calvo en el prólogo. Inclasificable, lo mejor es acudir a la bio en la solapa de “Memphis Underground” (2007; Alpha Decay, 2012), en la que Home se define como como working class, ex punk rocker, neoísta y reputado experto en vanguardias culturales”.

Pero si algo es Home es una figura incómoda y controvertida. “El problema no radica quizá en la obra, sino en el autor. Es arrogante; el modo en el que en ‘Acelerados al máximo’ (1995; Libertos, 2011) ataca a Greil Marcus, quizá por celos, resulta imperdonable”, asegura Jaime Gonzalo, periodista, autor de “Poder Freak: una crónica de la contracultura” (Libros Crudos, 2009-2014), trilogía que retrata diferentes manifestaciones contraculturales de la segunda mitad del siglo XX.

En el mismo “Acelerados al máximo”, sostiene Home que “el proceso de historificación es en realidad uno de simplificación, mediante el cual gran diversidad de hechos se presentan bajo unos cuantos obvios, sencillos y desesperadamente engañosos titulares”. En “Tainted Love” presenta el underground londinense desde su espectro más revolucionario, apartado de cualquier amago de elitismo.

“A los burgueses les horrorizaba la idea de que el proletariado se apropiara de aspectos de su decadencia o su hedonismo”, leemos en la novela, el viaje por los bajos fondos londinenses de la madre de Home, Julia Callan-Thompson, rebautizada en el libro como Jilly O’Sullivan. Home toma hechos reales como eje de la novela: un bebé dado en adopción y una muerte en extrañas circunstancias. 

“Tainted Love”: psicogeografía de Londres.
“Tainted Love”: psicogeografía de Londres.

Jilly es una participante activa en los movimientos subterráneos que darán forma a la contracultura local. Se involucra en las actividades en torno a Notting Hill (origen del despolitizado carnaval); en Defence, organización contra el racismo policial; en Sigma, el foro de la revolución cultural de Alexander Trocchi; en SOMA, en lucha por la legalización de la marijuana; en RASS, la organización del Black Power liderada por Michael X, y en el movimiento por la Gratuidad de las Escuelas y Universidades de Londres.

¿Por qué el imaginario de la contracultura se reduce al atractivo de la contracultura norteamericana? “Mediáticamente también se reduce la contracultura americana a San Francisco, olvidándose de Nueva York, Texas, Michigan”, afirma Gonzalo”. “No olvidemos países como Alemania, Holanda y Francia, en disposición de sus propias escenas con características propias. La conexión radica en las transformaciones universitarias y el pavor a un conflicto nuclear. Posteriormente se harán comunes causas como Vietnam, la represión estatal, la cultura de la droga y el rock”.

“Tainted Love” es la novela más convencional de Home: una protagonista tradicional, una historia lineal, personajes y escenarios reconocibles. Aunque sin asomarse ni un milímetro a la densidad de “Memphis Underground”, también rompe el guion con pequeños ensayos culturales o algunas transcripciones de las sesiones de Jilly con el psiquiatra radical Ronald D. Laing.

El creador de la antipsiquiatría es una las celebrities subterráneas que se cruzan en la vida de la protagonista. Mujer de compañía en los clubes del Soho, será la coartada perfecta para los hermanos Kray, Ronnie y Reggie, los mafiosos-pop homosexuales que movían los hilos de la Londres oculta. Conversa sobre arte con Trocchi, miembro fundacional de la Internacional Letrista, autor de “El libro de Caín” (1960). Se droga con Colin MacInnes, con los cineastas Michael Reeves y Donald Cammell, con Michael X; engancha a la heroína a Lennon y le pega una buena tunda a Brian Jones.

“La escena londinense se crea a partir de la dimensión económica del Swinging London, pero venía de los cincuenta, con los movimientos pacifistas y antinucleares para alcanzar el clímax con la eclosión del fenómeno squatter. Se trata de un underground tan o más rico que el estadounidense. Lo que caracteriza al underground británico en esencia es que lee de los situacionistas mientras en EE.UU. son víctimas de la Gestalt”, explica Jaime Gonzalo.

Arremetiendo contra el agotamiento pos-hippie. Foto: Bruce Stew
Arremetiendo contra el agotamiento pos-hippie. Foto: Bruce Stew

“Tainted Love” también es una arremetida contra el agotamiento pos-hippie. Jilly completa el circuito íntegro de la exploración sensorial, espiritual y química, con viajes a Ibiza y a la India. Si algo detestan las élites intelectuales es el ocultismo, al mismo tiempo que abrazan las creencias dhármicas. Home, reconocido seguidor de Colin Wilson, Aleister Crowley y Anton LaVey, autor de “La Biblia Satánica” (1969), se cobra en la decadencia de Jilly su particular factura.

Para Gonzalo, “muchos de los participantes de la cultura hippie estaban allí de paso, como quien se permite un período sabático antes de entrar a formar parte productiva de la sociedad, exangüe ya de la juventud. El desencanto, la absorción comercial de la falacia hippie, el fin de la guerra de Vietnam o los cambios de costumbres en las drogas son algunos de los muchos elementos que acabaron con ese ciclo”.

¿Y a qué suena “Tainted Love”? A la versión original de Gloria James, por supuesto. A Loleatta Holloway. A Martha Reeves & The Vandellas. A The Temptations. A Diana Ross & The Supremes. Y a Bert Jansch y su necesidad por la aguja. “En los presicodélicos sesenta parecía que el uso de opiáceos era el viaje definitivo y la sensación era que los hermanos y hermanas que se adentraban en las sombras de la aguja renqueaban sigilosos por el mundo en un estado de gracia existencial. Era la era beat, ser un marginado significaba ser hermoso”, dice Jilly. ∎

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