Película

Vesper

Kristina Buozyté y Bruno Samper

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“Vesper” (2022; se estrena hoy en salas) es una coproducción franco-belga-lituana que plantea, una vez más, un futuro distópico siniestro en el que los humanos de clase humilde sobreviven como pueden después del colapso del ecosistema. Quizá sea el cine de ciencia ficción el género clásico cuya práctica en Europa mejor ha rivalizado con las propuestas surgidas en Hollywood o en el anime japonés. Desde la fundacional “Metrópolis” (1927), de Fritz Lang, las cinematografías alemana, soviética o francesa han aportado al género algunas de sus piedras angulares. Pensemos solo en dos títulos de Andrei Tarkovski, “Solaris” (1972) y “Stalker” (1979), y en uno de Pavel Klushantsev, “El planeta de las tormentas” (1962); en la fascinante “Te amo, te amo” (1968), de Alain Resnais, que inspiraría “¡Olvídate de mí!” (2004), de Michel Gondry; o en las incursiones de los vástagos de la nouvelle vague en “Lemmy contra Alphaville” (1965), de Jean-Luc Godard, y “Fahrenheit 451” (1966), de François Truffaut. Por no hablar de otra producción francesa de la época, el photo roman de Chris Marker “La jetée (El muelle)” (1962), posiblemente una de las cotas álgidas del género en su acepción viajes por el tiempo, también reseteada en Hollywood por el Terry Gilliam de “Doce monos” (1996).

La ciencia ficción cinematográfica europea es más abstracta, sin duda, menos dada al gran aparato de producción, aunque se hayan realizado películas muy caras. También más ideológica, o con una forma de expresar la ideología –sobre peligros atómicos, ecosistemas en crisis, pulsiones entre potencias mundiales o viajes temporales– radicalmente distinta a los discursos más directos del cine estadounidense. “Vesper” se encuentra en esa tesitura, la de conservar la abstracción de la sci-fi europea y, a la vez, aspirar con su cuidada logística y diseño de producción a un eco mayor. El resultado es parcialmente insatisfactorio. Hay imágenes, momentos más que situaciones, con una considerable viveza o atmósfera, pero el filme acaba aletargándose una vez pasada la sorpresa inicial, la de la imagen de una joven con el cuerpo y el rostro completamente cubiertos caminando por un campo desolado, húmedo y putrefacto mientras un extraño artilugio volador le indica los lugares donde puede encontrar lo que busca.

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Hablada en inglés, por supuesto, y protagonizada entre otros por Eddie Marsan, versátil actor británico que ha lucido sus mejores galas como el hermano boxeador de Ray Donovan en la serie homónima (Ann Biderman, 2013-2020), “Vesper” construye su relato aciago a partir de las tribulaciones de la joven que le da título, una superviviente nata en ese ecosistema humano que se desmorona día a día mientras el aire se hace irrespirable, el agua y los comestibles escasean y todo el mundo está obsesionado con encontrar las semillas adecuadas que les permitan cultivar, comer y mantenerse con vida sin estar pendientes de lo que se cuece en las grandes urbes organizadas de modo muy diferente. En el fondo, una enésima historia entre siervos y señores feudales, entre campesinos y terratenientes, entre los que viven holgadamente y los que apenas tienen nada que llevarse a la boca, uno de los temas que la ciencia ficción ha tratado más y mejor, el de la diferencia de clases, a partir de mundos imaginarios que cada vez resultan más creíbles y cercanos.

La lituana Kristina Buozyté, como directora en solitario, pero con el francés Bruno Samper en calidad de guionista, ya se había aproximado al género en “Aurora (Vanishing Waves)” (2012), filme protagonizado por Sarunas Bartas y centrado en la transferencia mental de un hombre en la mente de una mujer en estado de coma. Juntos como realizadores, Buozyté y Samper ofrecen buenas ideas en “Vesper”, pero se quedan en la superficie de las muchas cosas que enuncian. La abstracción como método está bien, aunque no siempre funciona si detrás de ella no se revelan contornos más sustanciosos. La mejor idea de la película es la del padre paralizado, sin habla ni movimientos, que solo puede comunicarse con Vesper mediante pensamientos transmitidos por esa especie de cabeza de androide flotadora, el único vestigio de lo que su mundo fue alguna vez. ∎

Ciencia ficción: una nueva vuelta de tuerca.
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