El empeño y dedicación de la editorial Gallo Nero sigue haciendo posible que el lector español tenga acceso a la obra de Yoshiharu Tsuge (Tokio, 1937), autor fundamental del cómic japonés y referente del uso de la historieta como herramienta de experimentación y libertad creativa. Tsuge brilla tanto por aportar una mirada autoral al que por entonces era un medio eminentemente volcado en el entretenimiento sin pretensiones como por ser pionero en llevar a viñetas la conocida como “literatura del yo”.
Su biografía, salpicada de bohemia, enfermedad y depresión, ha estado siempre presente en su obra de manera más o menos directa. Ello contribuyó a auparlo a un estatus de culto entre la juventud más inconformista del Japón de los 60 que se ha prolongado hasta nuestros días a nivel mundial. “Flores rojas” recoge catorce historias cortas publicadas entre 1966 y 1968 en la revista ‘Garo’, cabecera fundacional del cómic nipón de vanguardia. Las dos que abren este volumen, “Pantano” y “Chiiko”, son de especial relevancia. La primera, por adelantar el interés del autor japonés por los espacios naturales como parte activa de sus historias y por su manera de crear una tensión ambiental cargada de pulsiones implícitas, resueltas casi siempre de manera ambigua. Ambas se convertirían en características recurrentes a lo largo de su obra. La segunda, por inspirarse en su propia realidad como artista precario.
El resto de las historias ofrecen una mayor cohesión temática y formal. En ellas, Yoshiharu Tsuge aprovecha su pasión por recorrer parajes recónditos del Japón de la época para, alejado del pujante renacer de las grandes ciudades, mostrar un país aún marcado por la miseria económica y moral. Fuertemente influido por su trabajo como asistente de Shigeru Mizuki (Osaka, 1922-2015), consolida un estilo marcado por personajes de apariencia cartoon en contraste con detallados escenarios para los que se ayudaba de referencias fotográficas. Con ese armazón trabajará un puñado de historias en las que se percibe un goteo de onirismo y simbología que desembocaron en el surrealismo sin complejos de “Nejishiki” (Gallo Nero, 2018), que recopilaba historietas suyas de finales de los 60 y de los 70).
Tsuge iría acentuando su carácter outsider a lo largo de la década de los 70, años en los que su desapego por la industria del manga y sus recurrentes problemas económicos y mentales harían que su obra se fuese ensombreciendo y su ritmo de publicación se fuese espaciando cada vez más, hasta que el autor decidió abandonar toda actividad artística en 1987. Pese a que su edición española, formalmente impecable, habría agradecido algún texto de apoyo que aportase contexto e información, “Flores rojas” no solo ofrece la versión más accesible y ordenada de un autor poco dado a ponerle las cosas fáciles a sus lectores. Además, contiene algunos de los momentos más inspirados y brillantes de la historia del cómic japonés. ∎