Arca

Después del festín (que levante la mano quien haya degustado las casi seis horas de principio a fin) de los 100 remixes de “Riquiquí”, todavía fresquito, Alejandra Ghersi cambia de tercio y oficia con aplomo, durante treinta minutos, una especie de ceremonia pagana en “Madre”, su nuevo EP.

La música de Arca siempre ha tenido un componente de ritual, especialmente en sus apariciones en directo, y aquí germina en todo su esplendor recurriendo a un entramado sonoro que podría cuadrar en cualquier cajón de eso que etiquetamos como “modern classical”.

El chelo de Oliver Coates envuelve la oración de la venezolana errante, con un texto entre lo espiritual y el drama queen (“Madre mía, yo he heredado tu abismo / Madre mía, te perdono / Fuiste más que suficiente”) que se desprende de cualquier aderezo en la versión a capela, previa al instrumental “Violo”.

En la variante “Madreviolo” es la propia Arca quien tañe el violonchelo –comprado para la ocasión y destruido después, según sus declaraciones–: severidad de ribetes barrocos y prestaciones vocales a lo castrati en un retablo sonoro ante el que no hay más remedio que arrodillarse. ∎