Álbumes

Axel Boman

LUZ / Quest For Fire Studio Barnhus, 2022

Seguramente, Axel Boman sea uno de los gourmets más exquisitos en la búsqueda de recetas más detallistas a la hora de tratar la materia prima house. En su caso, dentro de un enfoque más centrado en la variante deep del género.

A partir de este interés central, el músico de Estocolmo está edificando una trayectoria en constante progresión, que tuvo como punto de partida el notable “Family Vacation” (2013), debut a partir del cual el sueco ha ido sumando matices con cada nueva publicación; sobre todo, en LPs con la ensoñadora nostalgia disco que empapa cada uno de los siete cortes de “Le New Life”, su álbum de 2019. Con dicho trabajo subió un escalón en su evolución personal hacia el título de alquimista de la efervescencia house de alta costura. Esta misma sensación es la que desprende en tracks como “Stone Age Jazz”, perteneciente a “Quest For Fire”, uno de los dos LPs publicados este año. El otro es “LUZ”, álbum complementario que no se diferencia en esencia de su hermano siamés. De hecho, resulta confuso entender el porqué de esta división en dos partes, cuando la excusa conceptual de ambos discos parte de una historia corta incluida en el formato de triple LP con el cual se han editado conjuntamente ambos álbumes. El relato parte de un texto del artista sueco Erik Lavesson, que se lanza a la búsqueda de una conexión entre la película “En busca del fuego” (Jean-Jacques Annaud, 1981) y la mirada expuesta por Boman en su música.

Más allá de este puente metafórico, ambos trabajos se sostienen por sí mismos, en base a la capacidad innata del productor escandinavo a la hora de trufar sus cortes con infinidad de detalles, majestuosamente engalanados con un punto de elegancia soft. Exposición altamente sugestiva del easy listening dance, muy acorde con el ADN natural de Herbert. Dicha sensación surge tanto de los vientos nebulosos que circulan alrededor del inconfundible toque ECM impuesto en la hipnótica “Roman Plumbing” como de su forma de jugar a ser una especie de versión minimal de los designios funk impuestos por los referenciales Daft Punk. Esto último sucede en cortes como “Sottopassaggio”. En otros, como “Jeremy Irons”, se deja llevar por la alta tensión techno por medio de una cabalgada sin frenos, literalmente accionada en torno a la colisión horizontal del ritmo.

Sea cual sea la canción escogida, siempre aflora una característica melancolía optimista en cada tono sinte armado. Optimismo pospandémico que, eso sí, ha sufrido el tono aislacionista por medio de un conjunto de tracks que suenan desde un buscado plano de distancia con el oyente. Sugestión para remover nuestro subconsciente hacia espacios imaginarios de dibujos animados, como si de una versión difuminada de Yello se tratara. Esto mismo queda perfectamente reflejado en cortes como “Nowhere Good”, pero sobre todo en mensajes como el encerrado en “Hold On”, corte donde la voz no acreditada de Baba Stiltz canta “Don’t be scared / Even if it’s been scary for a while / Lift your head up / Give yourself a smile” . Con este canto luminoso es como termina “LUZ”, junto a “Quest For Fire”, la reivindicación absoluta de tan imaginativo cirujano del microrritmo. ∎

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