No es la primera, ni la segunda vez, que una banda proveniente del entorno alternativo se lanza a la piscina de grabar una ópera rock (podemos recordar casos tan dispares como los de Fucked Up, Titus Andronicus, Green Day o Drive-By Truckers), aunque a quien más puede recordar el decimotercer álbum de Car Seat Headrest es tal vez a The Decemberists, sobre todo por determinadas referencias cultistas y esos estrambóticos personajes que ha diseñado Will Toledo. De hecho, el retorcido argumento de “The Scholars” se atribuye a un escrito apócrifo del arzobispo Guillermo Guadalupe del Toledo, lo cual denota más sentido del humor que ínfulas pretenciosas.
El detonante de este cambio ha sido bastante traumático: el COVID, que afectó muy seriamente al líder de la banda, y que lo llevó incluso a pensar en la disolución. Paralelamente a ello, Toledo experimentó lo que él mismo definió como “un renacimiento espiritual” tras una crisis de fe que hizo que se alejase de su formación presbiteriana para abrazar el budismo y la meditación. Esa transformación religiosa parece volcarla, en cierto modo, en los primeros temas del álbum, aunque luego vira hacia una historia sobre una guerra de ideas en un entorno académico (la Parnassus University) con una parte de combate sobrenatural entre el bien y las fuerzas del mal. Es, en verdad, un galimatías argumental que, según el músico, fue influido por textos clásicos, mitológicos y bíblicos, y por obras como “Los cuentos de Canterbury”, aunque las letras también interpolan algunos fragmentos de estándares folk, guiños al “Ziggy Stardust” de David Bowie, a Brian Wilson o Barry Mann, entre, seguro, otros muchos que se me escapan.
Son hasta ocho los personajes en cuyas bocas se ponen las palabras que emanan de este musical, pero, al ser Will Toledo el que interpreta a la mayoría –con algunas intervenciones esporádicas de sus tres compañeros de grupo–, queda todo muy confuso. Básicamente, no te enteras de nada si no recurres al original libreto que acompaña al disco, con unas ilustraciones muy majas de Cate Wurtz. En realidad, las canciones funcionan por sí solas, incluso mejor que si se escucha el álbum por orden en su totalidad. Parece que el discurso conceptual ha sido solo una excusa para que Toledo (voz y teclados), Andrew Katz (batería), Seth Dalby (bajo, sintetizadores y programaciones) y Ethan Ives (guitarras y diseño de sonido) se lanzasen libremente a experimentar en todas las direcciones que se les ocurrieran, sin ponerse límites tampoco en lo que respecta a la duración de los temas.
Hay momentos bastante interesantes, como el arranque con “CCF (I’m Gonna Stay With You)”, con unos juegos de voces que me recuerdan a Animal Collective y un quiebro épico posterior. “Lady Gay Approximately” es una buena canción de folk acústico, mientras que “The Catastrophe (Good Luck With That, Man)” y el tema de cierre, “True / False Lover”, son hits más vivaces, en una onda que me recuerda a grupos como Cheap Trick. “Reality” sorprende por su arranque sutilmente electrónico, aunque luego se va por vericuetos de ladrillazo prog a lo largo de sus once minutos de duración. Eso es, de hecho, lo que predomina en el tema clave para poner al oyente a prueba, a ver si aguanta la escucha entera o lo deja: “Planet Desperation” se alarga durante 19 minutos, e incluye cuatro movimientos, cantados por cada uno de los componentes del grupo. En mi opinión, una turra autoindulgente y verdaderamente infumable. En cambio, “Gethsemane” (nada que ver con “Jesucristo Superstar”, aunque pueda ser otro referente) se sostiene bastante bien en sus casi once minutos.
Es el primero de los trece álbumes de Car Seat Headrest que se considera un trabajo de toda la banda y no un esfuerzo en solitario de Will Toledo, con sus cuatro miembros acreditados como compositores. Han ampliado su scope, alejándose de sus orígenes lo-fi, y se han mostrado ambiciosos en un momento complicado para ellos. Sin duda han arriesgado, pero, artísticamente, resulta difícil de digerir y no figurará entre sus discos más destacados. ∎