Álbum

Chet Baker

Blue Room. The 1979 VARA Studio Sessions In HollandJazz Detective-Deep Digs-Elemental Music, 2023

Durante décadas, y aún hoy, las visitas a Europa se convirtieron para los músicos de jazz en incursiones en un mundo donde se les veneraba y admiraba, a diferencia de numerosos lugares de Estados Unidos en los que el jazz apenas gozaba de consideración cultural o artística. La presencia de pioneros como Miles Davis, Kenny Clarke o Bud Powell en el Viejo Continente deparó sabrosos episodios musicales registrados para la posteridad en sesiones discográficas, en estudio o directo, estimuladas por tan fervorosa acogida.

Aunque ya había visitado Europa a mediados de los cincuenta, investido como príncipe del cool, la década de los setenta del pasado siglo relanzó la relación de Chet Baker (1929-1988) con el territorio continental. Y Holanda se convirtió en uno de sus destinos preferidos, ya que, además de hospitalidad, también deparaba fácil acceso a una droga cuya adicción lo había hecho pasar “de ser el jazzman de ascenso más rápido del mundillo al yonqui más conocido del mundo” y que, a la postre, lo conduciría a una confusa y violenta muerte a los 58 años, rodeada de teorías, alguna de ellas ligada al suicidio, en el hotel Prins Hendrik del propio Ámsterdam.

Combinando con pericia las facetas artísticas y alimenticia, Baker no hizo ascos a cuantas propuestas pudiesen depararle fondos. Lo que en otros casos se hubiese convertido en una condena a la rutina, fue en el caso del trompetista y cantante norteamericano una invitación a enriquecer esa música que en los últimos años de su vida arrojó una fascinante mezcolanza de dramatismo, hermosura, misterio y silencio. Recuperado de la paliza que en 1966 liquidó su dentadura hasta el punto de tener que replantearse su técnica pero mermado físicamente por los avatares de la droga, Baker supo preservar su esencia haciendo gala de ese cálido intimismo, capaz de huir de huecos virtuosismos para disponer cada nota cuando el momento lo requería.

Así se muestra en estas dos jugosas sesiones para la radio holandesa, nunca antes publicadas y descubiertas en 2021 por el incansable arqueólogo Zev Feldman –capo ahora del sello Jazz Detective– en colaboración con Frank Jochemsen, del Nederlands Jazz Archief. Este último rescató de sus archivos unas cintas registradas por Baker en el VARA Studio 2, situado en la pequeña ciudad de Hilversum (Países Bajos), el 10 de abril y el 9 de noviembre de 1979, a la cabeza de sendos cuartetos, en un año, por otro lado, especialmente prolífico para Chesney Henry Baker desde el prisma discográfico: el primero junto a habituales como el pianista Phil Markowitz, el contrabajista Jean-Louis Rassinfosse o el batería Charles Rice; el segundo a la cabeza de combo local liderado por el pianista neerlandés Frans Elsen. Más extensa y dilatada en sus desarrollos la primera sesión –siete temas frente a cuatro de una segunda más concisa–, en ambas se respira una atmósfera distendida pero nunca displicente, liderada por la lírica trompeta de Baker y su acariciante voz, especialmente imaginativa en episodios de scat. Un guion de estándares de la tradición de “Old Devil Moon”, “The Best Things For You” o el inagotable “Nardis” de Miles Davis señalan un ruta donde también se cuela algún tema propio –ahí queda “Blue Gilles”– e incluso otros como “Candy” que el músico de Yale, Oklahoma, no solía incluir en sus repertorios y que aquí interpretó junto al combo local.

Como es habitual en las ediciones de Feldman, un ilustrativo libreto acompaña la edición de este álbum doble, agrupando textos propios, del biógrafo de Baker Jeroen de Valk, del citado Jochemsen, de Edwin Rutten, productor original de la sesión, músicos participantes y entrevistas con colegas que trabajaron en su momento con nuestro protagonista como Randy Brecker o los italianos Enrico Rava y Enrico Pieranunzi. Todos coinciden en la capacidad de Baker para gestionar la naturaleza de la música hasta convertirse –en palabras de Pieranunzi– en un músico “simplemente especial”. Y sustanciosos hallazgos, como los contenidos en este doble álbum, se encargan ahora de recordárnoslo por enésima vez. ∎

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