Álbum

David Bowie

Moonage DaydreamJones-Parlophone-Universal, 2022

El productor Hal Willner subtituló su disco de homenaje a Charlie Mingus, “Weird Nightmare” (1992), con un explícito “Meditations On Mingus”. La película que Brett Morgen ha consagrado a David Bowie, “Moonage Daydream” (2022) –vista en los festivales de Cannes y San Sebastián y recién estrenada en salas y en IMAX en algunos países–, podría llevar una similar adenda, ya que, lejos de las reglas escritas del “documental sobre músico célebre”, se trata en realidad de una serie de meditaciones audiovisuales sobre el Duque Blanco alejadas del canon rockumental.

La correspondiente banda sonora –en versión digital; en vinilo a partir del año próximo– está, por supuesto, en la misma sintonía, una especie de corolario y de síntesis de 45 temas, de muzak posmoderno –al gusto del Bowie de la fecunda etapa berlinesa– y collage sonoro en que las canciones, enteras o fragmentadas, en sus tomas originales o remezcladas, se van sucediendo casi sin intervalos, una encadenada tras otra hasta ofrecer un gran dispositivo panorámico de la obra del autor de “Low” (1977) bautizado tras la presentación del filme en Cannes como un “jukebox alucinatorio”. Es una especie de sinfonía inacabable –aunque dure 140 minutos– e inabarcable. Porque, cierto, a pesar de que de un modo u otro Bowie siempre ha estado presente, y para generaciones bien distintas, su música sigue deparando sorpresas, nuevos matices por descubrir.

Los recitados graves, firmes y seguros, del inicio, con sonidos naturales de fondo, van dando paso a una sucesión de “grandes éxitos” –siempre me ha resultado difícil encontrar una sola canción prescindible en cada disco de Bowie, al menos hasta “Scary Monsters” (1980)– en la que, en algunos casos, las notas reconocibles de un tema son anunciadas en el siguiente. En este sentido, la banda sonora de “Moonage Daydream” no es nada ortodoxa y el placer está a veces en las asociaciones: al final de una toma en directo de “Will Eyed Boy From Freecloud” –cara B del single de 1969 con “Space Oddity”– se adivina el comienzo de otra captura live del “All The Young Dudes” escrito en 1972 para Mott The Hoople en estado de gracia del glam rock.

No falta el título que ha escogido Morgen para su película-fantasía-odisea-meditación-experiencia inmersiva, “Moonage Daydream”, una de las gemas del ascenso y caída del zurdo Ziggy Stardust y sus Arañas de Marte, en versión en directo con cascadas de melotrones e hiriente fraseo de guitarra. Algunos momentos álgidos: la interpretación muy bluessy de “Jean Genie” con un intervalo dedicado al “Love Me Do” de los Beatles y añadido guitarrero de Jeff Beck, registrada en directo en 1973 e inédita hasta ahora; una lectura de “Rock’n’Roll With Me” en clave soul correspondiente a la gira de 1974, con preciosos coros y el saxo de David Sanborn, que da paso a las notas de piano de “Aladdin Sane”; menos de un minuto de armonio correspondiente a “Memory Of A Free Festival” y una versión de “Modern Love” con larga intro instrumental; una primeriza toma de “Quicksand” remezclada en 2021; los fragmentos orquestales a cargo de la Bournemouth Symphony Orchestra extraídos del disco de Philip Glass “Heroes Symphony / The Light” (2007) y una excelente versión en directo de “Rock’n’Roll Suicide”; la estupenda “D. J.”, una de las piezas más brillantes del álbum “Lodger” (1979), tan influyente en David Byrne –con los tratamientos de Eno, el violín de Simon House, la juguetona guitarra rítmica de Carlos Alomar y los sintetizadores de Roger Powell, uno de los tres teclistas de la Utopia de Todd Rundgren–, que mezcla sus diez segundos finales con “Ashes To Ashes”, otra canción de bandera para cerrar la década de los 80 en la obra del genio del requiebro, el artista de la mutación y de la sorpresa permanente. ∎

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