Álbum

Deftones

private musicReprise-Warner, 2025

Pocas bandas han sabido reinventarse con tanta consistencia como Deftones. Desde que en 1995 irrumpieran con Adrenaline”, la etiqueta de “nu metal” les quedó siempre demasiado estrecha. Hoy, con private music”, alcanzan una nueva cima en un recorrido donde han logrado lo que casi nadie en el rock pesado contemporáneo: crear un universo propio, ajeno a modas, impermeable al desgaste del tiempo.

En su nuevo álbum, Deftones regresan con un ejercicio de contención y expansión que confirma su lugar en una liga aparte dentro del rock contemporáneo. Han pasado tres décadas desde “Adrenaline”, pero el grupo de Sacramento se niega a acomodarse en la nostalgia. Con Nick Raskulinecz –quien ya había colaborado con la banda en Diamond Eyes” (2010) y Koi No Yokan” (2012)– nuevamente en la producción, han tallado once piezas que condensan con maestría la tensión esencial de su arte: brutalidad y ensoñación. Esta nueva colaboración se gestó en estudios de California y Nashville como Amaraycan, Dead Aunt Thelma’s, EastWest, Rock Falcon y Sienna. Raskulinecz es reconocido por su habilidad para fusionar la agresividad del rock con texturas atmosféricas. Su enfoque en la producción busca capturar la energía cruda de las bandas mientras mantiene una claridad sonora que permite que cada instrumento se distinga. Esta técnica se refleja en el sonido de “private music”, que combina la intensidad característica de Deftones con una atmósfera más refinada y expansiva.

En la historia del rock, cada generación necesita a su alquimista: The Cure convirtieron la melancolía en himnos, Radiohead hicieron de la disonancia un templo, Tool transformaron la matemática sonora en mística. Deftones, desde White Pony” (2000), han sido esa rara avis que funde lo físico con lo onírico: el golpe en el estómago y la caricia espectral. “private music” continúa esa tradición, pero con un grado de claridad y síntesis que solo dan los años.

El arranque con my mind is a mountain” es casi programático: guitarras que se abren como fisuras geológicas, batería tectónica, y la voz de Chino Moreno suspendida en un territorio liminal entre rugido y plegaria. Este gesto inicial anuncia el tono del álbum: densidad controlada, precisión quirúrgica, un sonido menos disperso y más meditado que en trabajos previos. El sencillo alcanzó el puesto número dos en la lista estadounidense Bubbling Under Hot 100, marcando la posición más cercana de Deftones al Billboard Hot 100 hasta la fecha.

Las once canciones parecen haber sido concebidas con la idea de que cada sonido tenga aire. “my mind is a mountain” se eleva como declaración de intenciones: peso sísmico, pero con espacios abiertos que permiten que la voz de Moreno flote como una plegaria suspendida. locked club” es geometría rítmica en su estado más puro, casi krautrock filtrado por guitarras incandescentes. En ecdysis” y infinite source”, la psicodelia se infiltra con sutileza, recordando que la banda ha aprendido tanto de Slowdive como de Slayer.

La segunda mitad revela el corazón del álbum. i think about you all the time” y milk of the madonna” no son baladas en el sentido convencional, pero poseen la desnudez emocional de canciones que se abren sin reservas. Deftones aquí no rugen, sino que suspiran con la intensidad de quien sabe que la calma también puede ser devastadora. En cut hands” y metal dream”, el grupo vuelve a la tensión abrasiva, pero ahora con un pulso meditativo, casi ritual. “milk of the madonna” presenta una mezcla de intensidad y lirismo, con una producción que resalta las capas emocionales de la banda.

Si “Diamond Eyes” fue la reinvención tras la tragedia y Ohms” (2020) la afirmación de su vigencia en el presente, “private music” es un testimonio de foco y síntesis. El grupo se permite ser menos exuberante y más esencial. Han descubierto que la potencia también reside en el trazo limpio y en el uso inteligente del espacio.

A la altura de sus discos mayores, este nuevo largo aparece como un álbum de síntesis y madurez. No es un giro inesperado ni una ruptura, sino un acto de depuración: la misma furia y el mismo ensueño de siempre, pero mostrados con una economía de recursos que habla de confianza absoluta en su propio lenguaje.

Deftones sigue siendo un milagro del rock: una banda que, en lugar de envejecer, se expande. “private music” es el tipo de obra que confirma su legado no solo como pioneros de un género, sino como arquitectos de una sensibilidad que marcará a generaciones futuras. ∎

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