Depresión Sonora & Bb trickz

La maquinaria de Depresión Sonora sigue a pleno rendimiento. Unos días antes del estreno de su flamante nuevo álbum ⎯“Los perros no entienden internet (… y yo no entiendo de sentimientos)”⎯, sin apenas promoción, publicó este EP de tres canciones junto con la cantante barcelonesa Bb trickz. En una reciente entrevista, Markusiano parecía no querer dar muchos detalles al respecto; solamente que le había llamado el mánager de ella para proponérselo y que le gustaba el descaro de sus letras. Posiblemente, aún no sea muy conocida para los lectores de la revista, pero en la plataforma de streaming más afamada tiene justo el doble de oyentes mensuales que su colega de EP, nada menos que tres millones. Practicante de un pop actual de estilo libre y verso sin freno, el año pasado participó, nada más y nada menos, en “brat and it’s completely different but also still brat” de Charlie XCX, el disco de nuevas versiones del exitoso “brat” (2024), acometiendo “Club Classics” de la diva londinense.

Pero aquí, desde el primer segundo de “Soy lo peor”, el primer tema, el afilado punteo de guitarra y la caja de ritmos de sonido vintage nos muestra que estamos en territorio markusiano. Si en su citado reciente LP ha trabajado en el estudio de Paco Loco con instrumentos reales, aportando algo de luz a su sonido, aquí vuelve al núcleo duro, “yo me lo guiso, yo me lo como”, de su hómonimo EP de debut de 2020. Si bien una ventana se abre con la dulce voz de Belize Nicolau –así se llama la artista–, que establece un seductor diálogo con Marcos, a lo Serge Gainsbourg y Jane Birkin. En medio del arrobamiento romántico, él le espeta sin filtro “tú eres muy guarra” y ella resta de volea con un “eso es lo que tú piensas”. En menos de dos minutos ya estamos en “Todo da igual”, un enérgico coro con el título que remacha las nihilistas observaciones de Markusiano, antes de que ella haga su estrofa y él cierre con lo que parece un lema de su carrera: “Un hit / todo da igual / dos hits / todo da igual / algo nuevo / todo da igual”. Lo cierto es que, a día de hoy, los tiene para dar y regalar y él sigue a lo suyo como si nada.

La tercera y última, “Es verano y qué”, quizá es la más especial del lote y aquella en la que el universo de Depresión Sonora abre nuevas vías de escape. El ritmo se suaviza y da paso a una preciosa canción de amor imposible, en la que los dos suenan tiernos y muy bien conjuntados como dúo. Dan ganas de escuchar más colaboraciones entre ellos. Nos dejan con un repetido “prohibido ser feliz” que podría estar pintado en letras enormes en el local de ensayo del madrileño. Paradojas de la música, sus fans serán felices al menos durante los cinco minutos que dura el EP. Además, al acabar, se puede repetir o ir a por el nuevo álbum. Ya habrá tiempo de sobra para pasarlo mal de verdad más adelante. ∎