Álbum

Diamanda Galás

Broken GargoylesIntravenal Sound Operations, 2022

En 1982 apareció “The Litanies Of Satan”, el primer álbum de la artista estadounidense (de padres nacidos en Estados Unidos, aunque de orígenes egipcios, el padre, y griegos, la madre) Diamanda Galás (San Diego, 1955). Ahora, cuarenta años después de trayectoria en los márgenes de la música y (casi) de la sociedad, aparece “Broken Gargoyles”, el undécimo álbum de estudio de su carrera –sin contar “If Looks Could Kill” (Metalanguage, 1979), acreditado a Jim French, en el que participaban ella, como autora y cantante, y el guitarrista Henry Kaiser–. Durante todo este tiempo Galás ha ido creando un arte que refleja críticamente las condiciones político-sociales de su presente, con especial atención a las pandemias, las enfermedades mentales, las guerras o los genocidios.

Para este nuevo trabajo se fijó en la figura del poeta expresionista alemán Georg Heym (1887-1912), fallecido a los 24 años en un accidente de patinaje sobre hielo, y al que caracterizaba su rebeldía y su enfrentamiento a todas las convenciones sociales. Dotado de una enorme personalidad poética, dejó una huella tan profunda en la cultura alemana que, pese a la temprana edad a la que murió, su nombre no se ha olvidado y Galás lo lleva reivindicando desde hace varios años; de hecho, en 2012 comenzó a componer un espectáculo para voz, electrónica y piano inspirado inicialmente en “Das Fieberspital”, el poema de Heym del mismo título, que se estrenó en 2014 en el festival Dark Mofo de Tasmania. Luego siguió trabajando en esa composición durante varios años y en septiembre de 2019 grabó “De-formation. Piano Variations” (Intravenal Sound Operations, 2020), una pieza de 21 minutos de duración que serviría como partitura central del espectáculo completo basado en los poemas de Heym y que se intercalaría entre las otras dos piezas de duraciones equiparables que forman ahora “Broken Gargoyles”, el disco que compuso en 2020, durante el confinamiento del COVID-19, con la colaboración del artista sonoro alemán Daniel Neumann.

El 17 de julio de 2021 se pudo escuchar por primera vez este nuevo disco como instalación sonora para el centro de arte Kestnergesellschaft de Hannover, sonando en las ruinas de la capilla de San Nicolás, una colegiata construida alrededor de 1250, extramuros de la ciudad medieval, que servía como lugar de cuarentena para los enfermos de peste y lepra en aquellos tiempos.

“Broken Gargoyles” lo conforman dos piezas. La primera, “Mutilatus”, de casi 24 minutos, está formada por fragmentos de dos poemas de Heym, “Das Fieberspital” y “Die Dämonen der Stadt” (“El hospital de la fiebre” y “Los demonios de la ciudad”, respectivamente). La segunda, “Abiectio”, de poco más de 17 minutos, la componen extractos de otros poemas de Heym, “Der Blinde” y “Der Hunger” (“El ciego” y “El hambre”), así como los últimos versos de “Das Fieberspital”.

Se entiende la fijación de Galás por “Das Fieberspital”, poema en el que Heym describía el espantoso estado de los enfermos de fiebre amarilla que vivían paralizados por el miedo a la muerte y al brutal tratamiento y aislamiento de las salas médicas de la Alemania de principios del siglo XX.

En “Die Dämonen der Stadt”, que contiene también imágenes sombrías de la ciudad durante la noche, asistimos, entre otros fenómenos, a un parto de un niño sin cabeza, mientras los cuellos de los demonios que todo lo observan crecen como los de las jirafas.

El título del álbum hace referencia a “¡Guerra a la guerra!”, el famoso fotolibro del anarquista alemán Ernst Friedrich, publicado en 1924, que documentaba las atrocidades de la Primera Guerra Mundial, incluidas las denominadas “gárgolas rotas”, que es como llamaban los cuidadores de los hospitales a los soldados con el rostro terriblemente mutilado, obligados a llevar máscaras metálicas para ocultar sus monstruosamente desfigurados rostros –reventados por la metralla o quemados por el gas mostaza– a la vista de la gente. Galás ha explicado que muchos de estos soldados heridos decidieron no regresar a casa para que sus familias no vieran la devastación de sus caras, y comenzaron a vivir en las calles, mendigando comida, o escondiéndose en los bosques, cuando no terminaban suicidándose.

Si Galás es conocida como una Callas del Averno es por piezas como estas, declamadas en un alemán intimidador que mezcla con gruñidos y gritos que parecen dedos arañando una pizarra: una antiaria para el fin de los tiempos. Galás recita los versos de Heym de forma gutural, como si las palabras fueran trozos de carne que se presentaran en un banquete sacrificial. Aunque no se entienda el idioma, como mero objeto sonoro se siente su violenta fuerza física, que Emily Pothast, en la revista ‘The Wire’, ha definido como las voces de “los fantasmas retorcidos de los leprosos medievales, las víctimas de la peste y los soldados heridos que rondan estas dos largas composiciones”.

La música, mientras tanto, se extiende como un paisaje arrasado por una sucesión de explosiones. Los acordes de piano de tonos graves suenan como golpeados con el énfasis del tañido de una campana que llama a muerto, rodeados siempre por una atosigante masa de sonidos electrónicos. Al final de “Abiectio”, cuando volvemos a escuchar los versos con que concluye el poema “Das Fieberspital”, la voz ya no se entiende: Galás habla como lo haría alguien con la garganta quemada, a través de lo que suena como una electrolaringe. Pero en el poema, que sí lo podemos leer traducido al inglés en el libreto de 24 páginas que acompaña al disco, los pacientes del sanatorio deliran y se ríen del sacerdote que se acerca a una cama para darle la extremaunción a un moribundo. Este guarda las fuerzas suficientes para clavarle al clérigo en el pecho una piedra afilada que ocultaba entre las sábanas. Requiescat in pace. ∎

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