Puede que al escuchar el nombre de Ed Harcourt, te parezca un artista ubicuo al que no sabes encasillar, y no te culpamos por ello. Si omitimos sus dos últimos álbumes hasta la fecha –“Beyond The End” (2018) y “Monochrome To Colour” (2020), totalmente instrumentales–, han pasado casi ocho años desde que Harcourt lanzara por última vez un disco de canciones con letra; hablamos de “Furnaces” (2016). El artista británico, tan querido en su país y por nosotros profundamente también, nos ha tenido esperando mucho tiempo. Algunos consideramos “Back Into The Woods” (2013) su gran obra maestra, aunque muchos se empeñen en recalcar que lo fue “Here Be Monsters” (2001), que le valió la nominación al Mercury Prize.
Con “El Magnífico” estamos ante una producción muchísimo más asombrosa, que roza incluso la prodigalidad. Prueba a escuchar los primeros temas: todos podrían ser auténticos éxitos, en su conjunto de gran calidad y mucho más orquestales. No hay duda de que estamos ante un gran compositor fecundo que, aunque influenciado por Tom Waits, Nick Cave o Jeff Buckley, se vuelve más glam e incluso mainstream con este álbum. Ya quisieran bandas como Travis o Arcade Fire poder incluir “1987”, “Into The Loving Arms Of Your Enemy”, “Strange Beauty”, “Deathless” o “Broken Keys” entre sus hits. En esta última canción pop, Ed Harcourt invita a Greg Dulli de The Afghan Whigs a cantar con él. El resultado es magnífico, nunca mejor dicho.
Otra cosa que realmente sorprende es la versatilidad vocal de Harcourt, con la que alcanza diferentes registros, aunque su voz sea menos reconocible que la de otros artistas británicos como Sam Lee o Richard Hawley. Si estuviéramos en uno de esos concursos donde tienes que pulsar el botón en un segundo para responder, algunas de estas canciones de Harcourt tendrían todas las de perder.
Aquí también nos regala esas baladas melancólicas profundamente conmovedoras, un estilo al que nos tiene más acostumbrados y que le valdrán a nuestro hombre ser investido algún día con la Orden del Imperio Británico; ¿apostamos? “Seraphina” es seguramente la más brillante de ellas. En su profunda oscuridad, Harcourt habla sobre la búsqueda de redención y liberación en medio del dolor, encontrando su inspiración en el fallecimiento de un amigo cercano: “Darling, can’t you see that I’ve been lost for a very long time? I need you now to shake me awake and drag me into the light”.
Esta pista, junto con la canción “El Magnífico”, en la que Harcourt canta algunas estrofas en castellano y añade una trompeta mariachi, ponen el broche final a un disco cuya imagen de portada finalmente cobra sentido.
Sin embargo, no se trata de obviar las otras piezas, porque la gran sorpresa es una octava pista escondida, “Anvils & Hammers”, que se perfila como nuestra favorita, al igual que “At The Dead End Of The World”, donde canta con la artista Stevie Parker, una canción de gran profundidad lírica y belleza melódica.
Tal vez la espera haya valido la pena. Entre canciones de desamor, curación y drama, la genialidad del universo musical de Ed Harcourt posee un horizonte sumamente expansivo y sin embargo puede sentirse tan abrumador que cause el efecto rebote. ∎