Desde su fundación, fechada oficialmente el 1 de abril de 1980 (tal cual: a Blixa Bargeld le preguntaron si quería tocar ese día en el Moon Club de Berlín y dijo que sí; llamó a unos cuantos amigos y se inventó el grupo. La primera formación estaba compuesta por los que estuvieron disponibles esa noche), Einstürzende Neubauten han sido clasificados en una amplia variedad de géneros. Han sido definidos como rock industrial, ruido experimental, punk atonal o, incluso, dark ambient, calificativos con los que su líder, Blixa Bargeld, nunca ha estado del todo de acuerdo. De hecho, siempre ha dicho que le molesta el uso abusivo del término “experimental”; para él, “experimental” es algo de lo que se desconoce el resultado, ya que este va a ser el resultado de un experimento. Cuando se puede predecir el resultado, ya no es, pues, experimental. Por eso, ahora, más de cuarenta años después, Blixa ha decidido poner fin a toda especulación estilística y describir su forma de expresión como “música pop alienígena”, como antítesis de la música popular convencional. Así subtitulan su nuevo álbum, “Rampen (apm: alien pop music)”, con el que se situarían en otro espacio planetario: en realidad, la austeridad del diseño de la portada del álbum (el nombre de la banda y su icónico logotipo sobre un simple fondo amarillo sólido) alude al “Álbum blanco” de los Beatles y a la idea que nos quieren transmitir de que los Neubauten son tan grandes como los Beatles en otra realidad paralela.
Explicado el subtítulo de su nuevo disco, el título, “Rampen”, es el modo en el que el grupo define sus momentos de clímax improvisatorio. Así va a ser, supuestamente, la gira de presentación que iniciaron en marzo: una especie de regreso a sus orígenes, cuando sus experimentos con materiales industriales no musicales (planchas de metal, taladradoras, cadenas, enormes muelles de camión o maquinaria industrial) los catapultaron a la cúspide de la vanguardia musical, a partir, en muchos casos, de improvisaciones absolutas.
Aunque es cierto que la banda dejó de caminar por la cuerda floja hasta los límites de lo inaudible en su álbum “Zeichnungen des Patienten O. T.” (1983), vivimos actualmente una época en la que el arte (en todos los ámbitos) parece evolucionar hacia un producto desechable cada vez más políticamente correcto, buenista, inocuo, superficial, fácil de consumir y cuasicristiano. Ante ello, Einstürzende Neubauten ha reaccionado de forma inteligente, con un disco que incorpora instrumentos de percusión metálica y ritmos post-punk de sus primeros trabajos, pero tratados de un modo mucho más fragmentario y minimalista, que ya no resultan difíciles de escuchar (sin que eso signifique “para todos los públicos”), en línea con su material posterior, más suave y meditado.
Según ha explicado Bargeld en entrevistas recientes, “Rampen” también se ha construido a partir de improvisaciones durante su gira de 2022: empezando con conceptos sencillos que él adornaba líricamente con frases escogidas proyectadas en un monitor situado frente a él, un método de composición, según él, que el grupo ha empleado desde “Haus der Lüge” (1989), pero que es la primera vez que utiliza para un álbum entero. Y no cualquier álbum: una hora y cuarto de duración, dividida en catorce piezas.
Pero si el caos improvisatorio del pasado se encaminaba, habitualmente, al ruido, ahora, en cambio, ha evolucionado hacia un ruido sofisticado, a veces delicado, a veces algo más bruto, oscilando armoniosamente entre lo dulce y lo violento, el susurro y el estruendo, el órgano Hammond y la percusión metálica. A destacar, piezas como “Wie Lange Noch”, “Isso Isso”, “Besser Isses”, “The Pit of Language”, “Tar & Feathers”, “Before I Go” o “Everything Will Be Fine”.
El equilibrio entre sutileza y la explosión –una explosión que los más veteranos seguidores del grupo ya dejaron de percibir desde “½ Mensch” (1985), al menos del modo en que se labraron su leyenda– deambula en “Rampen (apm: alien pop music)” por terrenos más tranquilos, que nos recuerdan los matices musicales de la trilogía de álbumes que va de “Tabula Rasa” (1993) a “Silence Is Sexy” (2000), pasando por “Ende Neu” (1996; aquí se encuentra su insospechado mayor éxito de todos los tiempos, “The Garden”), con resultados mucho más convincentes que los obtenidos con su ahora penúltimo álbum, “Alles in Allem” (2020). ∎