Vamos a decirlo. Tan influyente ha sido
El Último Vecino sobre
la escena de la Nueva oscuridad como ha decaído la inspiración de Gerard Alegre Dòria a lo largo de los años. Apuntaba muchísimo con su primer álbum homónimo, de 2014, y con el single “Tu casa nueva”, un año después, pero no ha vuelto a hacerlo. Cada lanzamiento posterior ha sido progresivamente más flojo salvado por algún excepcional destello de genialidad, como el llevar a su terreno el tema “Mi chulo”, de La Zowi, en 2017.
Al igual que en su anterior trabajo,
“Juro y prometo” (2022), InnerCut ejerce de productor en el cuarto álbum del catalán, aunque enfocándose con claridad en afianzar el sonido característico de El Último Vecino, ese lugar en la sombra tan logrado que alude a los años ochenta, con un flujo de la memoria que siempre deja que entren por la puerta los aromas de El Último de la Fila, como en
“Libreta de los recuerdos” (aunque también con cierto deje a La Dama Se Esconde). Sigue siendo esta la principal fortaleza de Gerard, aunque se agarra a ella con tanta nitidez que todo suena al final a continuista, a una autocopia que va palideciendo paulatinamente. Este
“RIQUI” –de horrorosa portada, por cierto– muestra escaso enganche en las melodías, y unas letras que, básicamente, no dicen nada. La forma ha sepultado al fondo y, al final, lo más significativo son las colaboraciones de Xenia en
“Lo que quise saber” y Luz Futuro en
“Tus oraciones”. Puede que los discípulos tengan la clave para que su maestro recupere el
mojo perdido. ∎