Álbum

Emahoy Tsege Mariam Gebru

SouvenirsMississippi, 2024

Las dispersas y por ahora escasas grabaciones de Emahoy Tsege Mariam Gebru, en origen dedicadas a fines benéficos, no han sido fáciles de localizar. Aunque los datos a veces varían, conocemos la existencia de álbumes como “Spielt Eige Kompositionen” (1963) y “Der Sang des Meeres” (1963), ambos grabados en Alemania. También “The Hymn Of Jerusalem, The Jordan River Song” (1970), “Yet My King Is From Old” (1972), “Ethiopiques 21. Piano Solo” (2006) –en la histórica serie del musicólogo Francis Falceto– o el CD “The Visionary - Piano Solo” (2012).

Estando la monjita aún viva –falleció a los 99 años en marzo de 2023–, Mississippi Records abordó hace dos temporadas una loable operación de rescate de su música, empezando con el primero de los mencionados, un trabajo instrumental, de los más bellos de su repertorio. En 2023 llegó el tercero de los citados con su título simplificado a “Jerusalem”, del que solo se repescaban tres piezas. Excepto “Allegretto”, el resto podían rastrearse entre “Éthiopiques 21” y “The Visionary”, cuatro de cuyos números continúan petrificados como gotas de ámbar en esta última colección. En 2016, Mississippi publicó “Emahoy Tsegué-Mariam Guèbru” –son frecuentes las variaciones nominales de Sor Gebru– para recobrar solamente el resto de “Ethiopiques 21”.

Por tanto, no ha concluido la posibilidad de escuchar más música nueva de la etíope y cosas como “Yet My King Is From Old” claman testamentaria resurrección. “Souvenirs” se encontró junto a otras cintas en el interior de una caja en el Monasterio Debre Genet de Jerusalén, donde vivió exiliada de Etiopía desde mediados de los años ochenta. Salvo “Tenkou! Why Feel Sorry?”, que ya aparecía en “Ethiopiques 21” con mejor sonido y dos minutos menos, los siete cortes restantes permanecían inéditos. La compositora canta en amárico, pero la traducción revela las temáticas recurrentes en Gebru, que además de las bíblicas eran los viajes –“Ready To Leave”–, la niñez –“Tenkou! Why Feel Sorry?”, una de las canciones más brillantes de la colección– o el extrañamiento –“Don’t Forget Your Country”, “Ethiopia My Motherland”, “Clouds Moving On The Sky”– que ya había sufrido con su familia desde la infancia y que tanto define nuestro tiempo actual. Fue en su casa familiar de Adís Abeba antes de exiliarse, entre 1977 y 1985, donde registró las grabaciones de la cinta ahora restaurada.

Más allá del contexto y de las condiciones personales de Gebru, una niña internacional de rancio abolengo que había aprendido música entre El Cairo y Suiza o tocado el piano para el mismísimo Haile Selassie antes de prometer los votos (dicen que como reacción a las dificultades para desarrollarse en la vida civil de su país), su obra entrelaza oriente –música tradicional y ortodoxa– y occidente –Satie, jazz o el honky tonk: parece que toque en algún saloon polvoriento sin más ambiente beodo que el crujido del viejo piano y el trino de los pájaros–. Lo hace además de forma tan particular –su estilo es hipnótico, fluido y virtuoso– que hace de su música algo identificable pero de difícil catalogación. En “Souvenir” se la escucha cantar por primera vez estas melodías vitalistas, a priori impropias de una religiosa mística, impregnadas de sobriedad y añoranza. ∎

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