Fucked Up son veteranos de la escena punk canadiensese. El grupo se fundó en 2001 y el quinteto que grabó la primera maqueta se ha mantenido unido desde entonces, aunque en principio contaban con otro cantante. En cuanto Damian Abraham tomó posesión del micro, con su forma de cantar que parecen ladridos, los de Toronto dieron el primer paso en el camino a la máxima gloria que se puede conseguir haciendo hardcore en el siglo XXI.
Su modelo pasa por la heterodoxia: aunque comenzaron en el hardcore canónico –su primer single, “Circling The Drain” (2002), suena como “Teenage Lobotomy” de los Ramones cantado por Lemmy Kilmister de Motörhead–, enseguida abrieron una panoplia de nuevas posibilidades que ha hecho que se les defina como“una especie de Radiohead del punk rock”. Elementos que hablan de su personalidad son, por ejemplo, que cada uno de sus seis primeros álbumes –su trayectoria está también jalonada por bandas sonoras de películas y discos en directo, así como más de sesenta singles– sea completamente diferente del anterior: por el camino quedan largos álbumes conceptuales como “Dose Your Dreams” (2018) o la ópera rock “David Comes To Live” (2011), con instrumentaciones que incluyen hasta flautas y saxofones. O una serie de EPs inspirados en el horóscopo chino… Pero ahora viene lo más curioso: en enero de 2023 publicaron “One Day”, su sexto álbum, un disco para el que se impusieron un límite de tiempo de un solo día para su composición y grabación, con los miembros de la banda grabando por separado en tres sesiones de grabación de ocho horas (las 24 horas combinadas equivalen al día del título). ¿El resultado? El disco más cercano a la sonoridad directa y, sí, melódica, de sus inicios.
Ahora, en cambio, se autopublican –un regreso a sus orígenes punk DIY– su séptimo álbum de estudio, “Another Day”, que, como da a entender su título, enlaza directamente con el disco previo y es, de hecho, el álbum de Fucked Up con menos diferencias estilísticas hasta la fecha respecto a su predecesor inmediato. La primera vez en la que, desacostumbradamente a lo en ellos habitual, el álbum se percibe como más de lo mismo, sin que esto se deba considerar en absoluto como algo peyorativo.
Además de las similitudes de estilo, hay otro aspecto que unifica “One Day” y “Another Day”. Si en aquel las letras de las canciones se centraban en las pérdidas y duelos que la banda sufrió en los años previos a su publicación, por lo que lo consideran un disco de invierno, “Another Day” es un disco más vitalista y “primaveral”, en contraposición al mundo en descomposición en el que nos encontramos. Invierno y primavera son términos que emplean ellos y que dan a entender que se trata del segundo capítulo de una tetralogía estacional, en la que faltarían las entregas correspondientes a verano y otoño. La banda ha afirmado, además, que muchas de las canciones del nuevo álbum están relacionadas temáticamente con las de la misma secuencia en “One Day”: cada canción de este álbum se centra en el mismo tema que la de su misma posición en el anterior. Como ejemplo: si en la quinta canción de “One Day”, “Broken Little Boys”, Abraham cantaba sobre su angustia al sentirse incapaz de aislar a sus tres hijos varones de las influencias culturales típicamente masculinas como las armas de juguete, los deportes y la pornografía, en “Paternal Instinct”, la quinta canción de “Another Day”, se centra en el lado positivo de ser padre.
Sin los experimentos estilísticos de otros discos, “Another Day” suena musculoso y directo, dejando los sonidos más “raros” (entiéndase “interesantes”) para los contundentes guitarrazos, muy alejados de la ortodoxia punk o hardcore. Quien esté acostumbrado a su característica búsqueda de la originalidad o la innovación puede sentirse ligeramente decepcionado, pero supongo que tras oír el tema que da título al álbum, situado en cuarta posición, todas las posibles suspicacias se le habrán pasado: es una de sus canciones más pegadizas de siempre. Ahí tienes la historia del cannabis en poco menos de cuatro minutos.
No obstante, mi favorita es “House Lights”, la que cierra el álbum, con toda la banda peleándose por un espacio en la mezcla, con líneas de guitarra entrelazadas, baterías apabullantes, líneas de bajo buscando su protagonismo y el liderazgo en las voces intercambiándose entre varios de los integrantes de la banda. El mensaje no puede ser más animoso: “El mundo tiene sus problemas y está lleno de conflictos, pero hay que luchar para encontrar la alegría antes de que se enciendan las luces de casa”.
No quisiera acabar este comentario sin hablar de la muy peculiar forma de promocionar “Another Day” que han escogido. El 31 de julio anunciaron en su cuenta de Instagram que un par de días antes del lanzamiento del disco, el pasado viernes 9 de agosto, se iban a encerrar juntos en un estudio, por primera vez en quince años, para componer y grabar un nuevo disco en una maratoniana sesión de 24 horas en los estudios Union Sound de Toronto. La sesión, que definían como“una caída en la locura”, se pudo seguir en directo a través de su página web del 7 al 8 de agosto. Y el resultado definitivo –once canciones– se ofreció a través de su cuenta de Bandcamp también durante 24 horas, del 8 al 9 de agosto, exclusivamente, con el título de “Who’s Got The Time & A Half?”. ¿Le echan narices a la vida o no? ∎