¿Hay algo que Hannah Peel no pueda hacer? Como parte de The Magnetic North, acortó distancias entre la tradición folk británica y el pop sofisticado de Prefab Sprout. Sus bandas sonoras para “Juego de tronos. La última guardia” (2019) o “El arte del engaño” (2020) han recibido todos los parabienes. En el programa “Night Tracks” de BBC Radio 3 propone combinaciones iluminadoras de artistas en apariencia dispares.
Y después están los discos a su nombre, a menudo conjunciones sagaces de la música y diferentes disciplinas científicas: la neurociencia en “Awake But Always Dreaming” (2016), la astronomía y los viajes espaciales en “Mary Casio. Journey To Cassiopeia” (2017)… Y ahora, la ecología en “Fir Wave”, colección de piezas sobre los ciclos de reciclamiento de materia en los ecosistemas.
Reciclamiento, a la vez, sonoro, dado que todo empezó con la propuesta del sello KPM de reinterpretar “Electrosonic” (1972), piezas diseñadas por Delia Derbyshire, Don Harper y Brian Hodgson para “donde se requiriera música electrónica”. Ese pálpito analógico se adivina en las piezas de Peel, pero identificar alguna muestra parece imposible: la productora troceó y reprogramó los samples para construir sus propios instrumentos digitales.
Con ellos ha armado una colección breve, pero intensa y rotunda, de piezas entre lo contemplativo y lo clubber. El viaje arranca con el ambient extraño de “Wind Shadow”, de voces tan angelicales como temibles. “Emergence In Nature” arranca en el territorio emo-techno de Jon Hopkins para desembocar en un clímax de metales sintéticos extrañamente emotivo. Es lo más expansivo de un álbum, sobre todo, introspectivo, en el que parece intuirse una voluntad de equiparar los ciclos de la Tierra con los del ser humano: ese latido de corazón animando la elegíaca “Carbon Cycle”. A la altura de “Ecovocative”, a este cronista le resulta inevitable pensar en el Jean-Michel Jarre de “Oxygène” (1976), un disco con el que “Fir Wave” conecta también a nivel conceptual. ∎