Álbum

Holly Herndon

PROTO4AD-Popstock!, 2019
Holly Herndon defiende un abordaje crítico de la tecnología. Para imaginar nuestro futuro, dice, debemos crear nuevos sonidos, remar contra la marea nostálgica del pop actual y cuestionar las implicaciones a las que nos arrastran las redes sociales, supuestamente utópicas pero dominadas por el mal del capital. Así lo sugería en “Movement” (2012) y en “Platform” (2015), ejercicios de calentamiento en los que nos enseñó a monitorizar los sonidos del cuerpo o a cuestionar su privacidad en internet.

Para “PROTO”, base de trabajo de su reciente Doctorado en Musicología en Stanford y su manifesto más letrado hasta la fecha, las tesis avanzan hasta preguntarse: ¿servirán nuestras interacciones en las redes para moldear las inteligencias artificiales del futuro? Para hallar la respuesta creó a Spawn, un robot de quien poder observar su proceso de aprendizaje y error como intérprete. Así, en “Birth” lo vemos ensamblar sus primerizos tartamudeos, en “Evening Shades” pone en evidencia su capacidad para cantar en coro y en “Godmother” comprobamos cómo erra el tiro al responder a ciertas percusiones servidas por la ametralladora footwork de Jlin.

En “PROTO” interesan, pues, no tanto las habilidades de Spawn para replicar voces, sino sus aptitudes para sumar algo a ellas. Redefiniendo con severidad las teorías del folk y la electrónica, el álbum navega deliberadamente por esa metodología del equívoco, de lo feo. Herndon va más allá y subraya contrastes al someter al robot a pruebas en las que le manda emular cantos y escalas tradicionales. Si “Canaan” revisa el himno irlandés del siglo XIX “Parting Friends”, “Crawler” adquiere forma de salmo y “Frontier” suena atávica y espinosa, cercana a Richard Dawson. El resultado es intrincado y fascinante, una fricción de lo poshumano con lo espiritual por momentos confusa (“Eternal”), pero también rayana en una belleza armónica digna de Julia Holter (“SWIM”). ∎

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