Grabado tras compartir el LP “1ª Muestra pop rock de Asturias” (1981) con otros tres grupos, “Ilegales” se nutría de
“canciones desesperadas”. Aunque, ojo, su desesperación no era solo cervecera. Martínez era un “tabernícola” ilustrado. Se aprecia en la fría descripción social de
“Yo soy quien espía los juegos de los niños”. Incluso en el surrealismo feroz de
“Problema sexual”. Su salvaje nihilismo y su interiorizada marginalidad, trasladada a personajes que se mueven entre la delincuencia y la patología mental, jamás suena a medias tintas. Más bien lo contrario: cuesta creer que Epic, al reeditarlo en 1984, tragase con una canción tan conflictiva como
“¡Heil Hitler!”.
Aunque
“¡Hola mamoncete!” haya acabado aburriendo a su propio autor, títulos como
“La casa del misterio” o
“Caramelos podridos” prueban que Ilegales siempre fueron muy por delante de su gente y, por supuesto, del punk. Para colmo, la gran mayoría de aquellos versos conservan su valor e incluso rebotan en pleno siglo XXI con inusitada vigencia. Llegaron tarde pero enterraron a todos sus coetáneos. Y lo más jodido es que no han tenido que tragarse ninguna de sus palabras. Hasta la amenaza que lanzaba Jorge Martínez desde la contraportada del disco (
“no vamos a rendirnos nunca”) sigue intacta. Esto sí era y es rock’n’roll actitud. ∎