El prurito exploratorio de James Holden llega a su máxima expresión con su cuarto álbum en solitario o, mejor dicho, no compartido con otros músicos. Siempre es difícil valorar un trabajo discográfico tan enorme y poliédrico como “Imagine This Is A High Dimensional Space Of All Possibilities”. Después de una decena de escuchas, aún se escapa entre los dedos, o debería decir “oídos”. Tras la introducción orbital de “You Are In A Clearing”, el disco despega como un cohete con un título similar al de uno de los últimos temas de Bob Dylan: “Contains Multitudes”. Sus nueve minutos imaginan una odisea sonora que aúna psicodelia electrónica con escalas de flamenco. La sigue “Common Land”, de nuevo mezclando agua y aceite, dub y jazz, atracción y radiación.
The Orb resuena con más fuerza en “Trust Your Feet” –también en cortes afirmativos como “Four Ways Down The Valley” o “The Answer Is Yes”–, y los marcianitos vuelven a la carga con sus sonidos de Casio bajo el brazo en “The Missing Key”. Este tema da paso sin solución de continuidad al spacelab a base de sintetizador Prophet de “In The End You’ll Know”, cuyos órganos a lo Hans Zimmer, el de “Interestellar” (2014), insuflan altas dosis de épica a un viaje psilocíbico con el final luminoso, algo tópico, de “Infinite Fadeout” –entre Asha Ra Temple y Manuel Göttsching– y “You Can Never Go Back” –pero no como Syd Barrett, no teman–. En realidad, todo suena un poco al sector cósmico más experimental del techno de los primeros años noventa. Puede que el de los Paradinas y Richard D. James más ambient, o quizá más a Black Dog y Future Sound Of London.
Ya van casi veinte años y Holden parece incapaz de hacer un disco malo. Solo cuenta en su catálogo con triunfos como “The Idiots Are Winning” (2006), “The Inheritors” (2013), “The Animal Spirits” (2017) –con la banda del mismo nombre– o “A Cambodian Spring OST” (2018). Separados por amplios espacios de maduración, sus discos se alimentan de una electrónica aperturista que bebe de todo tipo de influencias sin dejarse devorar por ninguna de ellas. El resultado es un híbrido conformado a base de sonidos de campo, mucha polirritmia y riffs sintéticos que fluyen sobre ígneas fogatas tecno-prog-folk de difícil catalogación –“Worlds Collide Mountains Form” es un mixto de Paul Giovanni y Alex Paterson; el melotrón de “The Answer Is Yes” podría haberlo firmado Popol Vuh– que sumergen la escucha en su particular mundo étnico –la sombra de Andrew Weatherall también es alargada–, dejándote sin capacidad de reacción a la hora de situarlo cabalmente junto a compañeros de generación como Shackleton.
Ideado durante la pandemia, “Imagine This Is A High Dimensional Space Of All Possibilities” parece recoger las tesis del Brian Eno tendido en una cama de hospital mientras sueña con un mundo de posibilidades. Un ojo fijo en el techo y otro, en el caso de Holden, que apunta a la cultura rave, jipi y neo-new age. Su nuevo disco es intuitivo y emocional, combina sutiles instrumentos acústicos con sintetizadores modulares, su respiración es orgánica pero se encuentra electrónicamente asistida, su abstracción induce el trance pero, a la vez, parece concretarse en algo real y palpable. En definitiva, un nuevo capítulo, uno de los más brillantes, de la psicodelia como fenómeno universal. ∎