Álbum

Joey Bada$$

2000Columbia-Sony, 2022

Hay pocos casos tan paradigmáticos de lo fácil que es que te suban al monte Rushmore de los raperos con apenas una canción, y lo difícil que es mantenerse en los debates de barbería sobre quién es el mejor de todos los tiempos pese a tener ya una discografía a tus espaldas. Joey Bada$$ es uno de esos casos. Surgido como niño profeta, aquel que venía a salvar el rap de una muerte que solo ven unos cuantos agoreros, su peor pecado fue estar en el momento en que no le correspondía.

Joey Bada$$ apareció en la escena cuando los estertores de la blog era se daban la mano con la explosión del trap, y lo hizo sonando como si estuviese recién salido de los bloques Queensbridge a principios de los 90 –aunque por aquel entonces ni había nacido–, marcado por una voz madura y su capacidad de fluir por producciones definidas por bombos oscuros y nostálgicos y cajas pesadas sobre las que cabalgaban loops repletos de sampleos jazzísticos y soulianos. Su primera mixtape, “1999” (2012), estuvo a la altura de las circunstancias (es decir, un trabajo muy digno teniendo en cuenta la edad del susodicho: nació en 1995), pero el problema es lo que vino después. En apenas una década a Joey Bada$$ le ha dado tiempo de sacar varias referencias, desarrollar una carrera destacada como actor y dejar un hiato de cinco años –los suficientes para borrarse de la mente del consumidor, que no melómano– hasta intentar saldar cuentas pendientes con este 2000” que aquí analizamos.

¿Lo ha logrado? Sobre Bada$$ siempre ha pesado el hecho de no cumplir la promesa que nunca hizo pero con la que irrumpió (salvar un género que ya se encaminada hacia otros lares, como si eso fuese posible o dependiese de una sola persona), así como ser más un genio de 4 minutos que un notable artista a lo largo de 40. Este “2000” tiene un poco de eso, aunque mejora en lo que tiene que mejorar. Todavía depende demasiado de fogonazos (como el ya conocido single “Where I Belong”), cae demasiado en el eclecticismo de productores y sonidos (con sus luces y sus sombras), y en unas colaboraciones que algunas responden al signo de los tiempos (como la de Westside Gunn), otras son una bendición (Larry June, JID) y otras simplemente no sabemos de dónde vienen (Chris Brown).

Lo mejor de “2000” es que Bada$$ es consciente de los pasos que tiene que dar: situarse a sí mismo en el debate del mejor de todos los tiempos (como hace en el corte que abre el álbum nombrándose junto a Kendrick Lamar y J. Cole), crecer conceptualmente para ser un MC más maduro (y lo logra con cortes emocionales como “Survivors Guilt”, en el que disecciona sus sentimientos diez años después de la muerte de Capital STEEZ) y cohesionar su sonido (como logra en buena parte del trabajo).

“2000” es un disco de notable (no tanto así notable), en el que cuesta ponerle peros de demasiado calado. Pero su mayor sombra quizá radique en que Joey Bada$$, que sigue siendo un gran MC, demuestra en demasiados momentos que son la parte instrumental o la parte colaborativa las que marcan el camino conceptual a nivel de contenido del álbum, y no al revés. Así, vemos a un Bada$$ a buena altura, pero que pasa con demasiada facilidad de un extremo autoconsciente a otro de exaltación de riquezas y vida gansteril; lo mismo que sucede con la paleta de sonidos. Pese a ello, y como todo joven prodigio en proceso de alcanzar la eternidad, este álbum no cumple todas las expectativas, pero está lejos de decepcionarnos. ∎

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