Killer Mike

Más que un activista. Más que Run The Jewels. Más que una de las voces originales de Atlanta. Más que un artista multidisciplinar. Más que el dolor que siente en ocasiones. Eso es todo lo que Killer Mike tenía que (o trata de) demostrar en “MICHAEL”, su primera referencia en solitario en más de una década, fuera del abrigo de ese manto que supone actualmente su proyecto colaborativo con El-P. Algo que representa un reto al que no infravalorar.

Es necesario dejar claro en primer lugar que “MICHAEL” es un buen álbum porque responde a la hoja de ruta clásica y canónica de cómo hacer un gran LP de hip hop. A saber: un notable y cualitativo número de colaboraciones –entre las que podemos destacar la vuelta de André 3000, la presencia siempre segura de Future, el papel de 6LACK, la obligatoriedad de El-P, las presencias de la leyenda Curren$y o los rompelistas 2 Chainz y Ty Dolla Sign– más el papel en la producción ejecutiva de No I.D. y la concepción estructural del disco.

Así, “MICHAEL” abre con una serie de cortes de orientación operística destinados a situar el tono de la producción para, a continuación, pasar a la versión más rapera del de Atlanta en canciones como “TALK’N THAT SHIT!”, volviendo después a puntos álgidos con himnos como “TWO DAYS” o “SPACESHIP VIEWS”, dejando el componente más personal para el cierre del álbum. Un abecé de manual que por dogmático no deja de ser igualmente efectivo.

Al mismo tiempo, seguramente ese jugar según el libro de estilo sea lo que reste cierta personalidad propia al conjunto final. Prueba de ello es que es en los quiebros inesperados donde más brilla “MICHAEL”. En la presencia de Blxst, por ejemplo, actualmente una de las voces más interesantes de Los Ángeles. En el hecho de que en un disco con André 3000 la mejor colaboración made in Dungeon Family sea la de Cee-Lo Green. O en el color que aporta la presencia de Eryn Allen Kane.

“MICHAEL” es un buen álbum del género. Y un excelente trabajo para añadir al corpus de uno de los artistas con la carrera más prolífica y longeva del rap game. Y además, supone un soplo de aire fresco que revitaliza, mirando hacia atrás, el estado del arte del hip hop en Atlanta. En el debe, quizá, que por momentos encontramos un Killer Mike que a estas alturas parece estar buscando una voz, tanto por algunas de las temáticas como por letras concretas. Sobre esto último: el carácter maximalista de la construcción y producción en ocasiones puede llegar a resultar demasiado, por los tintes góspel y el enroque en sus propias referencias sureñas que generan una especie de metasonido. ¿La buena noticia? A quien le guste esta fórmula, “MICHAEL” le cautivará. ∎