EP

King Krule

SHHHHHHH!XL-Popstock!, 2024

El caso de King Krule es todo un fenómeno digno de estudio. Dueño de un estilo propio desde el mismo momento de su irrupción –y no de uno que fluyera a favor de la corriente–, ha conquistado los parabienes de crítica y público a la par que ha conseguido una base de fans de culto en una intensa década. Archy Marshall, nuestro hombre, agradece y alimenta dicha devoción, entregando en mano en sus conciertos flexidiscos con temas inéditos, alguno de los cuales ha interpretado en directo. La mayoría acaban colgados en YouTube con un sonido mejorable y los enlaces de los mismos corren como la pólvora en los grupos de sus seguidores en las redes sociales, que los comentan y especulan sobre el futuro discográfico de dichas canciones. Ese ha sido el recorrido de las cuatro incluidas en este nuevo EP. Creadas junto a las quince que integraron el excelente “Space Heavy” (2023) y deslizadas a los incondicionales durante la gira de presentación del mismo, titulada SHHHH. Las mismas cualidades que se destacaron del disco siguen aquí. Un sonido personal a partir de instrumentos clásicos. Más protagonismo de la guitarra que en sus anteriores trabajos y un viraje de su elegante post-punk de tonos jazzy a terrenos de una especie de blues pantanoso y al líquido y soñador estado de la duermevela. Guitarras y saxos suenan como envejecidos en barrica y maridan idealmente con la grave y curtida voz de Marshall.

Por resaltar algunas diferencias, si en conjunto en “Space Heavy” abundaban los ritmos pausados y el ambiente onírico, con solo tres temas de mayor celeridad y ceño fruncido, aquí la proporción es casi la inversa. Quizá porque la temática es diferente. Dentro de su catálogo, el LP, sin abandonar su mirada pesimista sobre las relaciones humanas, contenía trazas de cierto gozo para Marshall. El motivo no era otro que su hija de cuatro años entonces, de la que vivía separado, y a la que dedicó una nana llamada “Seaforth”. El presente EP en cambio gira en torno a los sinsabores de una separación de pareja.

“Achtung!” abre con un misterioso y atmosférico medio tiempo oscuro, en el que asegura insistente que no hay vuelta atrás, haga lo que haga su contraparte. La densa y rasposa guitarra de “Time For Slurp” traslada, amenazante –el vídeo oficial lo muestra taciturno en la proa de un bote, remado por dos miembros de su banda, adentrándose en un pantano–, a modo de mantra, una disculpa por su mala comunicación. La quietud llega con “Whaleshark”, un difuminado y borroso acercamiento a la bossa nova, no solo por la percusión con las claves –así se llaman esos dos palitos de madera que se golpean rítmicamente–, sino también por el saxofón de Ignacio Salvadores, que invoca al de Stan Getz en su calidez. En ella se pregunta cuándo empezó a ir todo mal. Manteniendo la calma chicha, empieza “It’s All Soup Now”. En esta, cuya desolada lírica proclama que todo es una ruina ahora, las espaciadas notas de saxo nos llevan a esas solitarias horas nocturnas en un apartamento de la gran ciudad, hasta que las cuerdas de la guitarra empiezan a tensar el ambiente que explota en un arrebato con la repetición rabiosa del título del tema, para acabar abruptamente y dar paso a unos maquinales sintetizadores vintage que protagonizan el último minuto del breve EP. Suficiente para comprobar que el talento, la personalidad y la hondura del británico siguen intactas y ajenas a las modas y al tiempo que a cada uno le cueste entrar en su música. ∎

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