Álbum

KRM & KMRU

DisconnectPhantom Limb, 2024

Conociendo la extensa y fructífera trayectoria de Kevin Martin (The Bug, Techno Animal, etc.) y Joseph Kamaru (KMRU), era de esperar que su primer disco fuera tan denso y pesado (de heavy, no de tostón) como a la postre es. No surprises: “Disconnect” es pura aflicción, drones, paisajes sombríos y aislacionismo gris. Pero también calma, reflexión y un lugar extraño al que poder escaparse durante unos cuantos minutos si es necesario. Los trece de “Differences”, por ejemplo, situados justo al inicio del disco. Andrei Tarkovski solía decir que las primeras secuencias de sus películas, más ralentizadas y abstractas si cabe que las que vendrían después, le servían para marcar un tono concreto y separar, de alguna manera, a los que entraban en su mundo y los que se quedaban fuera. Algo similar se podría afirmar de esta apertura: si pasas por “Differences” y llegas al final ileso, sin interrupciones ni rasguños, ya estás en otro sitio, preparado para lo que tenga que venir. Como en un videojuego; pero no en uno de acción, sino de desolación: un paseo por las ruinas de una ciudad devastada por la guerra, calles en las que quizá ahora mismo no haya nadie, solo piedras y escombros, pero que podrían albergar el peligro en cualquier esquina.

(Un truco para disfrutar del disco y pasar esa primera prueba: subir el volumen. Y cerrar ventanas. O también ponerse auriculares, aunque quizá ahí la experiencia pueda ser un poco sobrecogedora).

La secuenciación del álbum es muy clara y lo define de forma decisiva. A continuación de “Differences” sitúan la segunda pieza larga, “Arkives”, en la que oímos la voz del propio KMRU de forma muy clara. En realidad, ya está presente en “Differences”, pero bastante borrosa e inteligible solo puntualmente. Al parecer, fue el propio Martin el que le animó a acercarse al micrófono tras oírla en el documental “Under The Bridge” (2017) y quedarse fascinado por ella. En “Arkives” su presencia es muy llamativa, y, por supuesto, supone un elemento clave dentro del disco; primero por lo inédito (nunca antes, que sepamos, la había utilizado en sus releases) y, segundo, más aún quizá, por lo que dice, especialmente en este segundo corte: una crítica abierta al expolio de objetos africanos por parte de museos, centros culturales y archivos europeos, muchos de ellos robados con violencia y premeditación durante los años del colonialismo. De nuevo, el sonido es aplastante, ambient noise industrial plomizo que le otorga una gravedad extra al spoken word del músico keniano.

A partir de aquí, los cuatro temas restantes son variaciones de estas dos magnas piezas de inicio. Los títulos son obvios en ese sentido: “Difference” y “Differ” parten de la primera, mientras “Ark” y “Arcs” lo hacen de la segunda. “Difference” se asienta sobre un latido dub muy del Martin etapa Techno Animal o King Midas Sound. En “Ark” un ventilador de ruido estático ahoga la repetición de la palabra “archives” que pronuncia KMRU. La atmósfera inquietante y a la vez plácida de “Differ” resultaría perfecta para un recitado de Moor Mother; y “Arcs” cierra el álbum con un crepitar constante que bien podría ser el de hogueras callejeras ardiendo en esas calles devastadas por un bombardeo en las que empezábamos el recorrido de esta reseña. ∎

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