Álbum

Levon Vincent

Silent CitiesNovel Sound, 2022

Noviembre de 2015. Pocos días después de los atentados de París y la toma de rehenes en la sala Bataclan, Levon Vincent publicó varios mensajes en Facebook en los que instaba a los franceses a armarse fuertemente, con “puñales y mazas” si hacía falta, para combatir los ataques islamistas en la ciudad y el resto del país. No era la primera vez que Vincent, declarado enemigo del capitalismo y estandarte de la independencia y el DIY, lanzaba afirmaciones polémicas: poco antes de los atentados, por ejemplo, reconocía en una entrevista haber llevado un cuchillo en su bolsillo toda su vida. Sus comentarios en la red fueron muy criticados por internautas anónimos y fans de su música, y él, lejos de revolverse o defenderse, tomó esas críticas como alimento para la reflexión y el cambio. Después de ese agitado debate virtual, y sin avisar previamente (algo que seguirá haciendo desde entonces, dando una vez más la espalda a las imposiciones de la industria), Vincent publicó el álbum “For Paris” (2020), disco-respuesta a ese tiempo de reflexión que lo llevó a cambiar hábitos, pensamientos y actitudes en favor de una nueva cultura de la paz.

Este detalle, ya lejano pero muy significativo, nos sirve para situar y entender la personalidad y el talante de Vincent, alguien preocupado por su entorno, politizado, de ideas contundentes pero permeable al cambio, honesto y muy crítico con la tendencia de muchos productores a aceptar cualquier tipo de encargo o trabajo (remixes, actuaciones) exclusivamente por dinero. Vincent lleva más de 20 años pinchando y produciendo, y prácticamente todos los discos que ha sacado hasta hoy (4 LPs y más de 15 EPs o maxis) los ha publicado en sus dos sellos: More Music NY (2002-2006) y Novel Sound (desde 2006 hasta hoy).

Vincent nació en Houston, pero se mudó a Nueva York a los 6 años, aunque hace relativamente poco se ha instalado en Berlín. De ahí la presencia de la Fernsehturm (la torre de televisión berlinesa) y del Empire State Building en la portada de su nuevo álbum, cuyo título nos habla precisamente de ciudades; de estas dos y de otras más inventadas, metrópolis silenciosas en las que discurren sus nuevos sonidos y pensamientos. Porque, sí, “Silent Cities” –editado por primera vez en su carrera en formato casete– es un disco muy urbano. También distópico y nocturno; conecta enseguida en la mente del oyente con la música de Vangelis para “Blade Runner” o con álbumes como “Severant” (2011), de Kuedo, con el que comparte muchos elementos: sintes de neón, colchones cósmicos, ritmos de trap y southern rap primigenio, y pianos que podrían ser tanto de 1600 como de 2073.

El tema de los títulos es aquí verdaderamente curioso. Si, por un lado, el que Vincent ha puesto al álbum explica bien el contenido del mismo (ciudades silenciosas construidas por calles y avenidas vacías, edificios a medio construir, callejones sucios y esos autobuses nocturnos del primer disco de Burial), los nombres de la mayoría de los tracks van en dirección opuesta y remiten directamente a un mundo natural que no encaja para nada con lo que suena: “Sunrise”, “Birds”, “Wolves”, “Tigers”, “Mother Earth” o “Moonlight” no evocan ni montañas, ni ríos, ni puestas de sol ni bosques de abedules. Conociendo la sinceridad con la que el norteamericano realiza todos sus movimientos, quizá las composiciones sí que perfilen esas imágenes en su cabeza; o puede ser que, por el contrario, haya buscado los contrastes a través de las palabras para crear algún efecto que se nos escapa. Extraño, en cualquier caso.

Solo “Mother Amazon”, con su sonido ondulante que parece salido de una arpa electrónica, se puede considerar como una vía de escape del asfalto que reina en el resto del disco. “Wolves” (que puede verse como la pieza central, por posición y minutaje) parece una versión distorsionada de “Maze”, de Actress; “Sunrise” es synthpop fuera del tiempo; “Birds” es más violenta, especialmente en sus minutos finales; “Mother Earth” se sirve de beats de hip hop que discurren por debajo de un manto sintético semiépico. Ninguno de estos temas sigue la línea techno-house para la pista de la producción anterior de Vincent; en cambio, parten –según ha explicado él mismo– de “She Likes To Wave To Passing Boats”, un tema de su anterior álbum (“World Order Music”, del 2019) que le gusta especialmente a él, seguramente por alejarse de esa corriente mayoritaria de su producción y abrir una vía que ahora ha explorado a lo grande.

Todo indica que Vincent ha aprovechado el cambio de ciudad, los paseos por Berlín y el tiempo de pausa que todos hemos vivido por la pandemia para hacer el disco que desde hace tiempo lleva queriendo hacer: alejado de las pistas y los tempos altos, pero manteniendo la honestidad y la traslación sincera de su estado emocional en sonidos de largo alcance físico, mental y sensorial. Escuchándolo, con la calma que requiere, queda claro que le ha salido muy bien. ∎

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