Álbum

Lily Konigsberg

Lily We Need To Talk NowWharf Cat, 2021

A nadie debería sorprender que Lily Konigsberg, una de las tres componentes del grupo neoyorquino de art punk Palberta, estrene su primer largo en solitario. La artista de Brooklyn asegura ya haber compuesto una canción “con dos años en una piscina de Florida” y lleva desde siempre concibiendo música y publicándola en formato EP con diferentes sellos. Un destilado de todo eso le sirvió a Wharf Cat Records para editar en mayo pasado el recopilatorio “The Best Of Lily Konigsberg Rigt Now”, tras hacer lo propio con el EP “It’s Just Like All The Clouds” en 2020 y antes de lanzar este “Lily We Need To Talk Now”, el ansiado álbum de debut.

Hablamos de canciones nuevas pero que Lily pergeña desde hace un lustro, imbuidas del espíritu DIY que también predica su actual etiqueta (la misma de Palberta) y consagradas a un frágil indie rock de contrastes: dulzura en las formas y sabores amargos en algunas letras. Ella misma confiesa que el irresistible single “Sweat Forever” es fruto de la tormenta que siguió al fin de una relación. Quizá el “necesitamos hablar” que titula el disco aluda, ya con distancia y algo de sarcasmo, a aquel episodio, aunque la canción muestra el dolor de entonces entre rasgueos a la guitarra de doce cuerdas por parte de Lily y las estimulantes programaciones de Nate Amos, productor del álbum.

Amos y Konigsberg incluso han escrito a medias uno de los cortes, “Bad Boy”, otro acierto, donde él toca una maraña de instrumentos y ella se limita a cantar dándole vueltas a la ruptura (“was it me? / or was it you?”). Ambos ya compartieron proyecto paralelo, el dúo My Idea, con un EP en su haber. Y no es la única escapada que mantiene Lily, a la que gusta rodearse de sus colegas. Otros dos, Andrea Schiavelli y Paco Cathcart, compañeros en la banda Eyes Of Love, acuden aquí a su reclamo. Andrea se encarga de todos los pianos, incluida la apertura instrumental del álbum, “Beauty”, y Paco aporta coros en otra píldora vigorizante, “That’s The Way I Like It”, divertido himno de empoderamiento (“es así como me gusta / y no puedes hacer nada al respecto”) en cuarteto de guitarras-bajo-batería. De las baquetas del álbum, por cierto, se encarga su compinche en Palberta Nina Rayner. Y de la trompa, Matt Norman, su socio en otro dúo, Lily And The Horn Horse.

El soplo de Norman beneficia especialmente esa llamada de atención pelín onírica que es “Hark” y la tan espectral como perezosa “Don’t Be Lazy With Me”, mientras que una flauta a cargo de Cal Fish aparece en la oscuridad funk de “Alone”. Konigsberg no anda corta tampoco de pop vitaminado (“Proud Home” y sus celos hacia la madre) ni guitarrazos como los de Roses, Again”, donde lamenta ya no saber mentir. O como los de la crujiente “True”, con un respaldo que por un momento recuerda a unos The Attractions más desastrados. Solo el aburrido paréntesis instrumental que la precede, “Goodbye”, desentona en un conjunto tan satisfactorio. No pasa nada, dura poco, pues Lily sigue fiel a su costumbre de concisión: ningún tema alcanza los tres minutos. ∎

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