Álbum

Liv.e

Girl In The Half PearlIn Real Life, 2023

Olivia Williams lleva un lustro retorciendo las posibilidades del R&B bajo el nombre de Liv.e, mezclando a su antojo neosoul con lo-fi hip hop, funk añejo con jazz cósmico, bebiendo de la influencia de Erykah Badu o del estilo chopped & screwed de su Texas natal, y encarando ese deseo de exploración musical ya sea rapeando, recitando o cantando de forma apáticamente íntima, con querencia por manipular su voz mediante efectos e integrarla en el beat de forma que sus letras (pura divagación interna) sean una con el sonido.

Un camino trazado en varios EPs, Kryptonite –un proyecto colaborativo junto a los raperos Lord Byron y Pink Siifu, este último maestro de la ola de hip hop abstracto reciente y con el que Liv.e ha afianzado una gran relación artística– y un disco de debut, “Couldn’t Wait To Tell You” (2020), que confirmó todo lo apuntado por este espíritu innovador. Vale la pena advertir que Liv.e inició su carrera como DJ. Más allá de lo anecdótico, esta faceta de la artista ayuda a adentrarse en su segundo disco, un trabajo lleno de contrastes cuya secuenciación alterna entre momentos desbocados y llanuras más plácidas; una presentación caótica que pone en valor el arte de la transición y la perspicacia de la figura del DJ para cohesionar estilos y elementos dispares en un mismo cuerpo creativo. “Girl In The Half Pearl” es, en este sentido, un gran mix.

Moldeado durante una residencia artística en Londres, Liv.e encontró en la aceleración del drum’n’bass otro ingrediente que añadir a su mezcolanza de géneros. Producido en gran parte por ella, escuchar este disco, con sus letras ahora vulnerables, ahora llenas de confianza, y su multiplicidad de sonidos, es como adentrarse en una mente consumida emocionalmente, cansada de rupturas amorosas y de, sobre todo, no encontrarse consigo misma. “When I looked inside my brain / there were all these webs of pain”, canta en el corte inicial, “Gardetto”, su voz ahogada en breakbeats, como en “Ghost”, en el que trata de imponerse a ellos, y a los momentos de oscuridad, con gritos fatigados. De ahí al susurro melódico, ya sea de advertencia (“These bitches tryna bleed me” en “HowTheyLikeMe!”) o de esperanza (“I think I’m ready for some precious time alone” en “Find Out”), va solo un paso, el de un pensamiento fugaz que cambie el estado de ánimo: uno perturba, el siguiente reconforta. Y así.

A los momentos de mente en blanco, como el interludio de saxo “Black Alley”, contribuye la producción de Mndsgn, beatmaker de la cuerda de Knxledge, que insufla de un groove digital y alucinado el synthsoul de “Lake Psilocybin” o el funk burbujeante de “Glass Shadows”, invitando al lucimiento de la cadencia vocal de Liv.e. “RESET!” directamente samplea la banda sonora del videojuego “Bomberman Hero”, retro drum’n’bass llevado al presente en esta pequeña estampa de apocalipsis intimista: “Can’t wait to free myself from the world”.

Liv.e formula muchas ideas por minuto. “Six Weeks” empieza con un beat hecho a la medida de Earl Sweatshirt, pero enseguida diluye la calidez jazzística presagiada en beneficio de una pista más cruda en la que el único protagonista es el tratamiento de una voz en continua mutación tonal. En “Clowns”, un inofensivo electrofunk avanza en apenas dos minutos hacia un agresivo final, todo con un fondo muy nu jazz a lo Flying Lotus. Cortes como “Heart Break Escape” dan un necesario respiro, soul psicodélico con lo puesto, caja de ritmos, sintetizador y punteos de guitarra eléctrica elevados por los coros de Liv.e. O el atmosférico “Snowing!”, ideal para deseos de hibernación.

El eclecticismo de Liv.e la emparenta con otras innovadoras del R&B actual, ya sea Sudan Archives y su expansiva fusión de géneros o el acercamiento de Kelela al breakbeat en momentos de “Raven” (2023), pero, a diferencia de estas, su aproximación a la música de baile no está tan relacionada con una necesidad de liberación pospandémica, celebratoria y reivindicativa, sino que la usa como un elemento para representar musicalmente su monólogo interno, mucho más cerca de las reflexiones en torno a la soledad de keiyaA que acompañaban los beats abstractos de “Forever, Ya Girl” (2020). Liv.e mira hacia dentro para terminar celebrándose a sí misma, y a nadie más.

Un monumento a la autoestima erigido en cuarenta minutos que halla en “Wild Animals” su piedra angular, jazzística perla conducida por el piano de John Carroll Kirby (colaborador habitual de Solange) en la que Liv.e deja bien claro “That most of these dogs don’t deserve a meal”. Y es que “Girl In The Half Pearl” es tanto un disco sobre la experiencia amorosa vivida como los altos y bajos de un trip alucinógeno –así quería que se sintiera la escucha del álbum– como un medio para la búsqueda del amor propio perdido –“Thematically, it’s about the rebirth of myself and allowing myself to be who I am”, ha señalado–, pero también para la liberación creativa. Uno lleva a la otra. Encontrar la habitación propia, a nivel emocional, para poder crear. Encontrar el espacio para ti. ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados