¿Poeta, rapsoda, predicador, soulman, escultor, pintor? Todo eso (y mucho más) es Lonnie Holley, el artista de Alabama nacido en 1950 que comenzó su carrera musical en 2006, aunque su primer álbum no llegaría hasta 2012, cuando Dust To Digital tuvo el honor de publicar “Just Before Music”, toda una revelación que desde entonces no ha parado de crecer: busquen su mano a mano con Matthew E. White (“Broken Mirror. A Selfie Reflection”, 2021) y quedarán enganchados a un creador que aúna como pocos el pasado y el (posible) futuro de la cultura afroamericana.
Para este nuevo trabajo han acudido a su llamada luminarias como Michael Stipe, Bon Iver, Sharon Van Etten, Moor Mother, Jeff Parker y Rokia Koné, algo indicativo del magnetismo de un artista que desfigura cualquier molde preestablecido para hornear un mundo plagado de espiritualidad, fugas oníricas y denuncia.
Descendiente de esclavos, la pobreza y el racismo vividos en el sur norteamericano son los ejes centrales de “Oh Me Oh My”, su álbum más “musical” y accesible, para el que ha contado con la producción y la coestritura del irlandés Jacknife Lee, un nombre que lo mismo encontramos en créditos de trabajos de Kasabian y U2 que en los de Editors, Bloc Party, R.E.M., Weezer, Taylor Swift y The Killers (entre docenas de otros).
Lee provee unos fondos sonoros que excavan por igual en el ambient y en el soul, el funk o el free jazz (ejemplo de este último caso es la brutal “Mount Meigs”, recuento de su estancia en la infame Alabama Industrial School For Negro Children, una institución que, de hecho, funcionaba como una plantación de esclavos, según las investigaciones de la escritora Josie Duffy Rice, documentadas en una serie de pódcasts).
Una historia de resilencia y supervivencia. Holley encontró en el arte una forma de expresión donde condensar todas las cicatrices que la vida le había ido poniendo en el camino: es su hermosa forma de luchar contra la exclusión y el estigma de ser afroamericano y pobre.
“Oh Me Oh My” rebosa compasión y esperanza. Y lo hace en partituras que se agarran a la tradición sin caer en el pastiche. Hay ecos de góspel (“Kindness Will Follow Your Tears”, con Bon Iver), funk carnoso (“Earth Will Be There”, con una de las dos apariciones de Moor Mother; “Better Get That Crop In Soon”, en la estela de Curtis Mayfield/Isaac Hayes), ambient-soul (“None Of Us Have But A Little While” y la titular con Stipe), minimalismo a lo Laurie Anderson (“Future Children”), el citado jazz libre de “Mount Meigs” y la reverencia panafricanista (“If We Get Lost They Will Find Us” con la imperial maliense Rokia Koné).
Exorcismo de liberación y sanación, “Oh Me Oh My” invita a la reflexión sobre el significado de “humanidad” y nos unce con una de las ambrosías musicales más exquisitas que podrán escuchar este 2023. ∎