Álbum

María Jiménez

Donde más duele. Canta por SabinaMuxxic, 2002
“La mujer, que echa sangre y que alumbra, tendrá de las cosas de la vida un ‘instinto’ más profundo que el biólogo”. La frase la leí en “Últimas tardes con Teresa”, de Juan Marsé. María Jiménez es en este disco todo eso. Sangre, alumbramiento y el instinto. Cantando con los ovarios, como en carne viva, estremeciendo. No hay manera de quitarle el ojo a su compás. Fuerte, rota y guapísima, sobrada de motivos, su voz encara con una determinación asombrosa doce canciones de Sabina. Zampándose cualquier rima consonante de las muchas que Joaquín ha parido desde los trancos de la Calle Obviedad. Dándole sentido hasta a las comas. El mundo por rumba y bulerías, ambiente festero y la procesión que vaya por dentro, en un disco de modos, gestos y, sobre todo, de tono: ahí, en las grandes guitarras de Enrique Melchor y Gerardo Núñez, en el jaleo del fondo... Bambino, Edith Piaf, La Lupe. Formas de digerir el desamor desfilan por delante de uno. Colaboran a las voces el propio Sabina, Estopa y Lichis –de La Cabra Mecánica–, y María, en su ímpetu, los reduce a figurantes. Aquí es ella el pavo real, la despechada orgullosa, la que echa sangre y la que alumbra. La más señora de todas las putas, la más puta de todas las señoras. Hazte un favor y escúchala. ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados