Álbum

Marlody

I’m Not Sure At AllSkep Wax, 2023

Marlody es el descubrimiento que ilusionadamente presentan Amelia Fletcher y Rob Pursey (Tallulah Gosh, Heavenly, The Catenary Wires) en su sello Skep Wax Records. Dicen que, desde niña, Marlody, nacida en Ashford (Kent, Reino Unido), se formó en la música clásica, ganó concursos de piano y era toda una promesa en ese campo… hasta que lo abandonó porque se puso a escuchar discos de Yo La Tengo y Shellac.

Esa incertidumbre que pone por delante en el título de su primer álbum, I’m Not Sure At All, se debe referir a los sentimientos expresados, no a una inseguridad artística, desde luego: es un debut muy sólido en su mundo sonoro y expresivo, exquisito, intimista y soñador. Pero también inquietante, desazonado y anhelante, a veces, en sus textos y en sus ambientes.

En las tres primeras y preciosas canciones del disco Marlody se presenta como cantautora al piano clásico (Summer) o eléctrico (Runaway), con la voz envuelta en brumas y reverberaciones, melodías de tonos altos y ascendencia folk, pero pisando tierra pop, y también con la alegría de volver a la esperanza después de haber estado hundida (“Change”).

Luego se abre a otros elementos sonoros, timbales y sintetizadores graves en These Doubt”, para una canción sin embargo grácil y ligera, o unas percusiones electrónicas que suenan a aquellas primeras cajas de ritmos programables en Malevolence”, para indagar en los pensamientos violentos y mantenerlos a raya.

Wrong” es la que más se puede acercar a la sonoridad melodiosa de Tracey Thorn, sin relación con la canción del mismo título de Everything But The Girl. He perdido las huellas finales de nuestro beso, canta para expresar el desamor. Marlody tiene una escritura clara y limpia, frases sencillas pero evocadoras y certeras para expresar el vacío (Perdí mis palabras cuando rompí mi mente, y no quiero estar así en “Words”), y se disculpa por haberse alejado de los amigos como si la soledad fuera un lujo (Friends In Low Places).

No es dream pop ni balada de lamento, ni siquiera folk oscuro electrónico como apunta Otherly, que cierra el disco. Pero algo de todo hay en las vaporosas voces y las aéreas melodías de Marlody. Es curioso cómo las texturas de Virginia Astley vuelven a tener vigencia cuatro décadas después, en diferentes nuevas cantantes con esos tonos elevados e inspiradores. Marlody se suma desde un recogimiento instrumental que maneja muy bien, evitando que el virtuosismo se apodere de sus manos de pianista, dejando que fluyan los bellos arpegios, buscando la cercanía y luminosidad del pop en un arco contemporáneo. Y parece muy segura. ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados