El despliegue instrumental en “About Ghosts” es mayor que en otros trabajos de Mary Halvorson a su nombre. Además de tocar la guitarra se encarga también del piano de bolsillo, y junto a compinches habituales como el batería Tomas Fujiwara, aparece una colorida sección de vientos formada por Immanuel Wilkins (saxo alto), Brian Settles (saxo tenor), Jacob Garchick (trombón) y Adam O’Farrill (trompeta): la riqueza cromática en el tema de apertura, “Full Of Neon”, resulta apabullante. Nick Dunston toca el bajo y la vibrafonista Patricia Brennan serpentea por debajo de los solos de viento en el citado primer tema. Este último disco expande la clásica agrupación de Halvorson en formato sexteto (ella, Fujiwara, Dunston, Brennan, Garchick y O’Farrill), con la que grabó los dos anteriores “Amaryllis” (2022) y “Cloudward” (2024), a la de un octeto con el añadido de los dos saxofonistas. Conviene no quedarse quieto ni acomodarse. El moho nunca duerme, también en el jazz.
Halvorson ya lleva tiempo demostrando que es una de las voces más singulares del nuevo jazz, fuera de la ortodoxia y también del avant-garde, en un jugoso punto equidistante entre todas las tendencias. En Rockdelux nos hemos hecho eco de su progresión, tanto cuando graba en solitario, con sus arpegios de guitarra tan espaciados y sugerentes, como cuando lo hace en grupo o formando parte de algún combo de John Zorn. Es solista y es una instrumentista coral. En solitario o en colectivo. “About Ghosts” se ciñe a lo segundo. De hecho, su guitarra es en alguna pieza menos importante, sin dejar de tener presencia, que los instrumentos de viento.
“Carved From” es una delicia, tan bella en su introducción con saxos, trompeta y trombón, y tan juguetona después cuando entra el vibráfono y la guitarra hace auténticas diabluras, seis cuerdas asimétricas que parece que vayan a descarrilar y que nos remiten tanto a la guitarra en el jazz de los años cincuenta como a la representación actual del instrumento en el género. “About Ghosts” nos transporta delicadamente al jazz de la Costa Este, aunque con una digitación a la guitarra más mediterránea. La sucesión de partes solistas de los vientos en “Amaranthine” es tan fluida que casi no percibimos que hemos pasado de la trompeta al trombón, aunque lo bueno está en las melodías que trenzan todos juntos. El vibráfono vuelve a ser protagonista casi absoluto en “Eventidal” y la breve “Polyhedral” –algo así como jazz de los mares del Sur filtrado por las orquestaciones clásicas de Gil Evans–, pasando a un segundo plano en la incandescente y polirrítmica “Absinthian”, en la que los diálogos entre guitarra y saxos resultan definitorios antes de que la trompeta nos transporte a reminiscencias no tan lejanas. Bebop y hard bop (y más) en 2025, jazz de muchísima altura. Un disco esencialmente bello. ∎