Mick Harvey siempre se ha movido bien en el territorio del crooner posmoderno, del baladista oscuro –“The Art Of Darkness” se titula una de las canciones de este disco–, deslizándose entre Serge Gainsbourg, a quien tanto ha versionado, y Roy Orbison. En “Five Ways To Say Goodbye” apunta cinco maneras, que en realidad son doce, tantas como canciones lo integran, de decir adiós, de despedirse. Él y los demás: “Muchas de estas canciones son de gente que ya ha pasado página”, ha comentado. Es un disco melancólico y testamentario, cierto, que pasa revista a un tiempo propio –“When We Where Beautiful & Young” habla de su juventud y la de su generación– sin acritud ni nada de dulzura. El tiempo pasa, las canciones quedan, y él utiliza las ajenas como se hacía a mediados del siglo pasado, cuando no tenían dueño y crecían y mutaban en función de quienes las versionaban. Así se ha escrito la historia de los estándares, y Harvey se siente cómodo con ese relato.
En la portada del disco lo vemos con un ejemplar de “Der Berliner Spiegel”. Él está en la portada, donde puede leerse: “What’s In Your Suitcase? With Mick Harvey”. Lo que contiene su maleta es una colección de tres canciones propias, “Heaven’s Gate”, “The Art Of Darkness” y “When We Where Beautiful & Young”, y nueve versiones. Cinco de estas son de músicos australianos: “Ghost Ships” de The Saints, “Demolition” de Ed Kuepper en solitario, “Seeting You Free” de David McComb (The Triffids), “Nashville High” de Lo Carmen y “We Had An Island” de los germano-australianos Fatal Shore. Completan “Like A Hurricane” de Neil Young, “Dirtnap Stories” de Lee Hazlewood, “Alone With The Stars” de los italianos Ofeliadorme y “A Suitcase In Berlin”, canción alemana de 1922 interpretada por Marlene Dietrich en los cincuenta con el título de “Ich Hab’ Noch Einen Koffer In Berlin”.
Estas tres son las que tienen más historia. Hazlewood sería otro de los crooners pop que mejor sintonizarían con Harvey y la versión que acomete se enriquece con las voces de Amanda Acevedo, con quien el ex Birthday Party grabó el año pasado “Phantasmagoria In Blue”, otra demostración de su visión en Cinemascope del arte de la versión (Leonard Cohen, Tim Buckley y “Al alba” de Luis Eduardo Aute, entre otras). La lectura de “Like A Hurricane” me recuerda a la que Cowboy Junkies acometieron de otra canción de Young, “Powderfinger”, restándole toda fiereza y anulando por completo sus cabalgadas eléctricas. La que hace Harvey es una versión a medio tiempo sostenida por el sonido omnipresente del viento, una entonación grave, un piano y un ligero punteo eléctrico, como si hubiera sido grabada en el granero de “Harvest” (1972). La apropiación del tema de Dietrich (traducido como “Todavía tengo una maleta en Berlín”, el sentimiento de pertenecer a un lugar del que se partió) conecta con esa tradición de los estándares que aceptan todo tipo de remodelaciones, en este caso centrado en la rica cultura musical del Berlín de entreguerras, y con coros hacia el final muy de Nick Cave.
Con la excepción del tema de Young y el de Ofeliadorme –ejecutado con una guitarra eléctrica y un piano aéreos–, el grueso del disco está diseñado con percusiones distantes que parecen no querer molestar, guitarras acústicas y, lo que más gusta a Harvey, una sección de cuerdas que tanto se tensan, endurecen y desbocan como dibujan suaves y resonantes pizzicatos. ∎