Middle Kids

En un momento de mayor interés colectivo por las guitarras, un disco como “Lost Friends” (2018) podría haber llegado al Top 10 no solo en Australia, de donde proceden Middle Kids, sino en muchas otras partes del mundo y hasta fuera de él. Especialmente en su recta inicial, aquello sonaba menos a disco de debut que a “greatest hits” ganado tras una larga carrera: “Mistake”, “Edge Of Town” (con Sir Elton John entre sus fans) o “Maryland” eran canciones grandes en todos los sentidos; una fusión ideal de los sabores melódicos de la americana y el sonido y las dinámicas del indie rock más expansivo.

Para Hannah Joy (voz, guitarra, piano), su marido Tim Fitz (bajo) y Harry Day (batería), el Difícil Segundo Disco tampoco lo ha sido tanto: Joy compuso muchos temas estando embarazada, lo que la llenó de optimismo (o esfuerzo por tenerlo); el trío había completado la grabación en noviembre de 2019, antes de que las cosas se torcieran para el mundo.

Grabado y producido por Lars Stalfors (St. Vincent) en Los Ángeles, el disco es melancólico pero luminoso y, como los rayos que dispara Joy por los ojos en su portada, incorpora colores, tonos e intensidades bastante diversos. La delicadeza acústica de “Bad Neighbours” da paso a la calma-ruido-calma de “Cellophane (Brain)”, tributo previsible pero efectivo a sus queridos Pixies. En el caso de la excelente “Questions”, con ese clímax de viento metal, se nota de nuevo su interés por la abrasión de Broken Social Scene.

Algo más sorprende lo nervudos y pizpiretos que suenan en “R U 4 Me?” (muy The Strokes) o en la power pop “I Don’t Care”, canciones que pueden alegrar el día en tiempo récord, en lo (poco) que tarda en llegar el primer estribillo. El himno de anhelo “Summer Hill” es un flirteo con las tramas electrónicas a través, se diría, de un modelo grunge-pop: hablamos de su “1979” (Smashing Pumpkins). En todo momento impera el afán (loable) por defender la causa de la gran melodía. ∎