Álbum

Nacho Para

No Parking Tickets In The CloudsCrazy Chester, 2022

Durante años, la Bantastic Fand fue una de las referencias ineludibles para los amantes del sonido americana en España, ese rock fronterizo con aromas a country contemporáneo, música de espacios abiertos y soleados, con un pie en Gram Parsons y Neil Young y otro en J.J. Cale y The Band. En sus días de mayor esplendor, formaban parte del grupo Nacho Para y Paco del Cerro (sus dos fundadores), con Fernando Rubio, Carlos Campoy, Chencho Vilar y Paloma del Cerro. Dos ilustres miembros de aquella formación han publicado hace pocos meses dos de los mejores álbumes nacionales de la temporada, “20th Century” (Fernando Rubio) y “No Parking Tickets In The Clouds” (Nacho Para).

El reciente disco del compositor, guitarrista y cantante almeriense (afincado en Cartagena) representa, como el de su amigo Fernando Rubio, la sublimación de aquel sonido prístino y exquisito que ambos llevan años recreando con sus compinches, una mirada panorámica en la que nunca se dibuja el horizonte, como en los grandes wésterns de John Ford, de tanta luz y tanta emoción acumuladas en cada daguerrotipo de este pasmoso álbum de cromos musicales, una absoluta delicadeza preñada de hermosas introspecciones personales que arranca, como Tom Petty, en lo más alto (“Only Seen My Face”, con esa armónica transparente que repiquetea aquí y allá) y termina con una delicadeza que podrían haber firmado George Harrison o el Van Morrison más apegado a su ansiada Caledonia rural (“Into The Light”). Entre medias, diez canciones acuñadas al calor del Dylan mercurial, que por momentos parece escucharse en las estrofas de “In The Afternoon”, con miniaturas campestres como “Ain’t Got No Time”, alimentadas de ese fluido evanescente que nos hizo amar tanto los grandes discos acústicos y vaqueros de Neil Young (“Harvest”, “Prairie Wind”, “Harvest Moon”).

La slide guitar de Paco del Cerro o de Fernando Rubio, el Hammond burbujeante de Carlos Campoy, los violines, la armónica omnipresente, pespuntean las costuras vitales de este álbum de Para, que es más que una colección de hermosas canciones, donde se adivina una manera de entender y disfrutar la vida y la música fresca y jubilosa, artesonada en una lluvia de colores limpios que huyen del tenebrismo y la impostura y abrevan en el libro de estilo de Roger McGuinn. Como dice Joserra Rodrigo en las notas interiores del disco, “siento en estas doce canciones una hermandad más potente que la sanguínea, de sur a norte y de norte a sur, en esa hermosa ruta donde el sol besa los campos”. No, no hay parquímetros en las nubes. ∎

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