Álbum

Richard Dawson

End Of The MiddleWeird World, 2025

Con un ritmo moroso a lo Red House Painters comienza “End Of The Middle”, hasta que entran la voz y una melodía caprichosa que te hacen retroceder hasta Incredible String Band. Pero nada de esto encaja del todo, seguro que se puede afinar un poco más. Quizá Bill Callahan pasado por la discordancia de unos Dinosaur Jr. acústicos. Es Richard Dawson, el bardo libertario de la guitarra, que regresa con “End Of The Middle”, aspirante a título enigmático del año. ¿Qué querrá decir este músico de Newcastle upon Tyne? –por cierto, de allí es también Vashti Bunyan–. El final del centro: ¿dónde termina? ¿O se refiere al principio de la cuesta abajo? Este autor de 41 años rebusca el sentido en bibliotecas, paradas de autobús, supermercados, ferreterías, entrevistas de Zoom, bodas y todo lo que se le pone por delante a la vida ordinaria. Viñetas de existencia, extraordinarias en sí mismas, expuestas en frases cortas, descriptivas, sin conceptualizar. Dawson no se molesta en elaborar una historia porque estas ya lo hacen por él. Es una forma cruda de hacer música, circular permanentemente al borde del precipicio, deshaciendo todas las costuras de la belleza hasta dar con una nueva fórmula.

Después de “The Ruby Cord” (2022), con su odisea de cuarenta minutos “The Hermit”, Dawson ha decidido centrarse en personajes contemporáneos –los miembros de una familia– y en sus patrones de comportamiento, haciéndolos más reales aún si cabe al cantar en primera persona. También reduce drásticamente los créditos del disco: voz, guitarra acústica, percusión y algún instrumento de viento. De esta forma, “End Of The Middle” transcurre más como el vivir, pleno de acordes y disonancias, en medio de esa inercia improvisada. La intención no es hacer arte con lo cotidiano, sino mostrar lo cotidiano como una obra de arte, con sus altos y bajos –Dawson usa constantemente el falsete como recurso dramático–, cambios de tono y malentendidos. “Bolt” relata lo que podría ser una visita alienígena. La renacentista “Gondola”, un viaje a Venecia antes de que sea demasiado tarde. La agridulce “Bullies” cambia el paso para hablar de agresión escolar desde cuatro puntos de vista diferentes, incluidos víctima y agresor. “The Question” se pregunta qué dirección tomar en medio de una “melodía irreconocible”. Todo se desarrolla en Gran Bretaña, pero podría ser aquí, quizá con algo menos de humor negro.

Rich Dawson es un compositor único, telúrico, extraordinario guitarrista –que busca más expresión que exhibición– y autor prolífico –recomendamos “2020” (2019) o “Henki” (2021), este junto a los metaleros finlandeses Circle– de canciones encantadoras con efectos devastadores –“Polytunnel”– que ahora le da por tachar la segunda parte del nombre de pila –justamente donde “ard” ocupaba el centro– en la portada de su octavo álbum en solitario. Lo cierra con “More Than Real”, la canción más convencionalmente melódica y emocionante de un disco que tiene la propiedad de respirar a cielo abierto. En ella prevalece ese amor, el que no olvida al padre agonizante en un hospital, sobre el resto de ansiedades –Los antiguos edificios de ladrillo han sido remplazados por vidrio y acero, se lamenta en “Bullies”– traducidas por Dawson a su desatascante versión del “folk” de cuerpo y alma. En ella lo acompaña Sally Pilkington –voz y sintetizador–, con quien forma el dúo Bulbils. El disco cierra así: Las palabras son el fundamento del mundo, lo que hemos hecho es más que real. En esto también consiste el arte. ∎

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