Ya desde
“Foxbase Alpha” (1991) y
“So Tough” (1992), los dos primeros álbumes de
Saint Etienne, el trío londinense ha construido una obra musical y visual basada en la memoria, asunto absolutamente central en
“I’ve Been Trying To Tell You”. Por otro lado, desde la dichosa pandemia, no solo muchos álbumes se han confeccionado a distancia –como este–, sino que además parecen desprender un espíritu de recopilación. Esto, unido al imparable proceso –tan posmoderno él– de la desmaterialización del arte, algo que también afecta a sus formas de consumo –la música seguirá llegando, aunque sea colgada de una nube–, hace que todo parezca un sueño, no vamos a decir que malo. Saint Etienne nos invitan, de nuevo, a ralentizar el reloj.
“I’ve Been Trying to Tell You” en un disco construido sobre la base de
samples procedentes de YouTube y de los sonidos creados por la banda durante el intervalo que abarca desde 1997 –año de la ilusionante victoria laborista en UK o del ocaso del pesadito britpop– hasta 2001 –fin de la ensoñación del bienestar occidental y de cualquier atisbo de odisea espacial tras el atentado de las Torres Gemelas–. Es la época del “España va bien” aznariano, con lo que la percepción de aquellos “halcyon days” –“días felices”– que tienen los buenos de Pete Wiggs, Bob Stanley y Sarah Cracknell no debe de ser exactamente la misma que la nuestra. Pero se trata de eso mismo, de crear una banda sonora personal e intransferible –no solo por inglesa–, también un poco cínica, respecto a un pasado que suele decepcionar observando el presente: brexit, Boris Johnson y los peores sándwiches del mundo –este último dato rebate la idea de que la historia es cíclica– que, ¡oh prodigio!, pueden hacer bueno cualquier recuerdo por borroso que sea.
Según Stanley, la idea surge de escuchar vaporwave, esa forma de pastiche downtempo que también ironiza con un pretérito (im)perfecto, en la época elegida, musicalmente dominado por el pop de Britney Spears o Cristina Aguilera. Si “How We Used To Live” (2014), la película dirigida por Paul Kelly, con música de Wiggs, enfocaba su mirada melancólica, pero documentalista, a una Inglaterra coloreada, todavía humeante y en reconstrucción tras la II Guerra Mundial, la nostalgia de “I’ve Been Trying To Tell You”, que también llega acompañada de una película, esta vez a cargo de Alasdair McLellan, nos habla, lógicamente, más en primera persona y sin moralejas paralizantes. El pasado, siempre ambivalente y sujeto a revisión, íntimo y subjetivo, para un inglés suele ser fuente de gozo y una forma de teorizar constructivamente, jugando en este caso con un material no conceptual como el sonoro, sobre la plasticidad evocadora de la memoria. Nosotros no tenemos tanta suerte.
La sospecha de haber querido rentabilizar el tiempo de confinamiento con un material preexistente está ahí, y quizá algún seguidor pueda verse decepcionado al no escuchar
auténticas canciones nuevas. También es cierto que, aun funcionando muy bien por sí misma, sin componentes extramusicales como el origen material de las canciones, las imágenes de la película o la fotografía de portada –dos adolescentes parecen vislumbrar un futuro sombrío, pudiendo tratarse en realidad de “qué me pongo esta noche”–, la música de este interesante álbum pierde algo de eficacia. Rough Trade lo publica con el tradicional segundo CD de remezclas exclusivas de la tienda, en esta ocasión a cargo de Vince Clarke, Daniel Avery y Jane Weaver, mientras que Heavenly ha editado un 10” –parte del
boxset deluxe de rigor– con dos temas extra,
“Escalade” y
“Hello Holly”. Un trabajo que no renuncia a elementos tan de la casa como los usuales ritmos baleáricos o la puntual pero imprescindible voz de Cracknell, convenientemente revestidos de ecos, granulosas ambientaciones, guiños secretos y pátinas en color sepia, a modo de milagroso, travieso y remezclado cronovisor. ∎