Álbum

SanIsidro

SAMBORILa Castanya, 2023

El valenciano Isidro Rubio sublima en su segundo disco como SanIsidro el folclore como arcilla con la que moldear un argumentario que no atiende a inmovilismos ni nostalgias estériles. Aquí lo que hay es tradición, pero también plena actualidad: una canción como “¡Siempre adelante!”, con su forma de reciclar las músicas del Mediterráneo, podría perfectamente llevar la firma de Krhuangbin; lo que en los texanos es colorismo cool aquí son tonos ocre y sepia que parecen remitir a un viejo y polvoriento álbum de fotos familiar que no necesita comulgar con ningún capricho vintage. No hay pose, manierismos ni postureos en la música de quien fuera teclista de los garageros Wau y Los Arrrghs!!!, también ex-Venereans y ex Johnny Casino. Más bien una bruma de irrealidad, de canciones que son como viñetas descoloridas por el paso del tiempo, que emiten señales de atemporalidad porque detentan el vigor telúrico de lo popular.

Suena algo parecido a las campanas de un pueblo cualquiera de las comarcas del interior valenciano (¿quizá el suyo, Picassent?) al inicio de “Ai, valent!”, que se desenvuelve a un ritmo de vals africano, con el contrapunto vocal de la poetisa Leti Marrades (Cafè de Fel); también los áridos punteos de guitarra acústica de “Sambori” ilustran la utilidad de ese juego que los críos pintan en los suelos de las calles y los patios de colegio (conocido como rayuela fuera del País Valenciano), y es que por algo este es un trabajo que apela a lo puramente recreativo, a los juegos en un mundo sin teléfonos móviles ni tablets, como en esa “Toca mare” de requiebro arábigo que evoca la confortabilidad de estar a salvo de todo peligro, ya sea jugando al escondite o bajo la falda materna. Aquí todo huele a pueblo. En todos los sentidos.

En cualquier caso, la principal virtud de este álbum, que es como una versión aumentada (ya que no corregida, porque apenas había nada que corregir) de las seis canciones de A lo pesau, a lo bajo y a lo llano” (2020), es convocar el flamenco – muy presente en “Los pies de Cristo” y “Pecado de omisión” – con los sonidos mediterráneos y un concepto laxo de la psicodelia que actúa como pátina común, sin que el nexo con su bagaje anterior se advierta más que en la guitarra ponzoñosa de “La qüestió atàvica” (un poco The Cramps) o en los zumbidos eléctricos de “Puente de plata”, cuyo desarrollo me recuerda al “Heart Full Of Soul” de los Yardbirds. Isidro está al mando de voz, guitarras, bajo, órgano y percusiones, con la producción de Xema Fuertes (Josh Rouse, Maderita, Ciudadano) en su estudio Río Bravo de Xirivella (Valencia) y la ayuda ocasional de Alfonso Luna a la batería y Cayo Bellveser al bajo. Todos ponen su granito de arena a la hora de siluetear un mundo propio. Al fin y al cabo, la principal razón de ser de cualquier creador. ∎

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