Álbum

Sparks

The Girl Is Crying In Her LatteIsland-Universal, 2023

No sé si en algún momento concreto de su andadura tocó colocar a los Sparks en la categoría de art pop, o algo parecido, porque esa consideración apenas existía cuando debutaron en un lejano, remoto, 1971. Pero su decisiva contribución como músicos y guionistas en “Annette” (2021), último filme del enfant terrible del cine de autor francés, Léos Carax, y la existencia de “The Sparks Brothers” (2021), el documental que les dedicó otro díscolo posmoderno del cine actual, Edgar Wright, puede que hayan contribuido, quizá sobremanera, a colocar a los hermanos Ron y Russell Mael en la esfera del rock o pop arty de nuestro tiempo. Su breve pero memorable aparición en una película mainstream de catástrofes de los años setenta, “Montaña rusa” (James Goldstone, 1977), tocando su lacerante pop-glam-rock “Big Boy” –procedente de su sexto elepé, “Big Time” (1976)– cuando Ron lucía su provocador bigotito hitleriano y antes de que en el filme la montaña rusa de un parque de atracciones salte por los aires, parece hoy un recuerdo aún más remoto.

Desde entonces, Sparks han publicado veinte discos más. El último tiene una portada que ilustra al cien por cien su título. Ron y Russell están sentados uno al lado del otro en la parte izquierda de la cubierta, el primero mirando al tendido con una taza de café azul en la mano, el segundo hojeando unas páginas (en una foto interior invierten los papeles). La mitad izquierda del encuadre la ocupa una mujer joven que, efectivamente, llora sobre una taza de café con leche, igual de azul que la de Ron; el rímel corrido se desliza por la cara hasta caer en la placentera taza. La chica es morena y la larga melena le cubre completamente el ojo derecho, como le ocurría a la rubia actriz Veronica Lake, a la que Sparks dedican una canción de este disco en la que hablan, precisamente, de la incidencia de su revelador y sexualizado peinado en el Hollywood de los cuarenta. Desde luego la chica de la portada no es Cate Blanchett, que ha protagonizado con los Mael el curioso videoclip de la canción que da título al disco.

Veronica Lake es muy pop, como lo es Blanchett vestida de amarillo en el clip citado. Lake es una ensoñación del viejo Hollywood. Perfecta para las maniobras orquestales de pop de los hermanos Mael. Aunque en “The Girl Is Crying In Her Latte” hay guitarras, bajo y batería, Ron (teclados) y Russell (voz) se bastan por sí solos, como demuestra uno de los temas álgidos del álbum, “Escalator”. Pero quien tuvo, retuvo: “The Mona Lisa’s Packing, Leaving Late Tonight”, una fantasía sobre la huida de la protagonista del famoso lienzo del museo que la cobija, posee la sonoridad setentera de los sintetizadores omnipresentes bajo los que intenta emerger una batería electrónica. Un atisbo de melancolía (festiva) se aprecia en la preciosa y bailable “You Were Meant For Me”. Toda la (a veces discutible) teatralidad implícita en la puesta en escena del dúo y en la forma de cantar de Russell está bien presente en “Not That Well-Defined”. “We Go Dancing”, “It’s Sunny Today” y “Take Me For A Ride” son una especie de viaje astral hacia el pop más barroco de la banda en cuanto a los arreglos instrumentales de los que es capaz Ron. El texto de “When You Leave” resulta de lo más irónico, la crónica de un tipo que se queda en una fiesta solo para molestar a los demás; Russell la canta balanceándose sobre los ritmos juguetones que le proporciona su hermano. A Love Story” es la más glam en su acerado riff y su beso perfecto. “It Doesn’t Have To Be That Way” y “Nothing Is As Good As They Say It Is” son puro clasicismo pop, sin ambages.

El último corte lleva por título “Gee, That Was Fun”. Habla de la crisis de una pareja. Vaya, esto fue muy divertido. ¿Una despedida? ∎

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