Reedición

Steve Miller Band

J50. The Evolution Of The JokerSailor-Capitol-Universal, 2023

Un Steve Miller a punto de convertirse en octogenario nos da la bienvenida en el primer corte de este recorrido de quincuagésimo aniversario por génesis y balance de “The Joker” (1973). Un suntuoso y costoso cofre de tres vinilos más un siete pulgadas, incluyendo adhesivo, litografía de edición limitada y libro de 60 páginas con textos de Miller y el periodista Anthony DeCurtis, así como una más modesta y asequible edición en doble CD, devuelven actualidad al álbum que hizo pasar al músico de Milwaukee de las definidas audiencias que le deparó el blues psicodélico y cósmico contenido en notables discos como “Children Of The Future” o “Sailor” (ambos de 1968) a la cima de las listas de ventas. El salto no fue repentino, sino que se impulsó en una paulatina inmersión en formatos de más perfilada huella melódica que ya se mostraron en “Brave New World” (1969), con la ayuda de amigos como Ben Sidran, Nicky Hopkins o el mismísimo Paul McCartney y la producción de Glyn Johns; también en discos ulteriores de una Steve Miller Band que ya había dejado por el camino a iniciales compañeros de ruta como Boz Scaggs.

Antes que volcarse en la reedición fidedigna del álbum, el supervisor Miller construye aquí un recorrido que adultera la secuencia original en aras de un pormenorizado y zigzagueante análisis –recogiendo incluso cinco versiones, como en el caso de Shu Ba Da Du Ma Ma Ma Ma”– que detalla su work in progress hasta el resultado final. Veintisiete inéditos con maquetas, directos, versiones acústicas o a capela y tomas falsas, registradas entre 1971 y 1973, salpicadas de seis comentarios del músico, arropan las nueve canciones que conformaron el disco y que hunden sus raíces en partituras precedentes como “Dear Mary” o “Space Cowboy”. Ellas también figuran, en distintos formatos, en este viaje con testimonios de su cepa bluesera –“Lovin’ Cup” o el guiño a Robert Johnson con “Come On In My Kitchen”, uno de los dos temas en directo incluidos en el original– y cuyo esencial fin de trayecto terminó siendo ese sonido lustroso y pulido, preñado de contagiosos riffs e irresistibles estribillos, tanto propios –“Sugar Babe” o “Something To Believe In”– como prestados, léase “Mary Lou”. Carne de cañón para las FM de la época.

Eso sí, ninguna canción como la que daba título al álbum, con su sibilante slide más alusiones a pretéritas composiciones de Miller, para encarnar la adherente fórmula que el norteamericano explotaría hasta la saciedad y que situaría a “The Joker” en spots publicitarios en España o Reino Unido: allí retornó al número uno de las listas diecisiete años después. El más completo “Fly Like An Eagle” (1976) y “Book Of Dreams” (1977) terminaron de coronar aquella celebrada fórmula con la que “The Joker” señaló el camino a seguir. ∎

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