La nostalgia tiene un rol preponderante en la idiosincrasia de Talmont. El nombre de este trío londinense procede del enclave francés en el que Martha Gibbons pasó algunos veranos de su infancia. La cantante, además, señala a Joni Mitchell como una de sus inspiraciones fundamentales. Como hizo la canadiense en canciones como “All I Want” o “Help Me”, la complejidad del amor es una constante en sus letras. Y el azul domina las portadas tanto del disco más universal del icono folk como del debut de los británicos, aunque ahora refulge a través de luces de neón.
La gestación de este “Laid Under Heavy Lights” se produjo de manera apresurada. Gibbons, que comparte apellido con la vocalista de Portishead y se acerca al trip hop de los de Bristol con la inicial “Running Up To Meet You”, conoció a Jules Temple y Joe Elliot, responsables de la producción e instrumentación, en la Goldsmith University de la capital. La chispa prendió rápido y la formación apenas ha necesitado un puñado de adelantos para publicar un primer largo que goza incluso del poderoso encanto de la discreción.
“He encontrado algo que no puedo ignorar, que se mantiene en movimientos que no he sentido antes / ¿Es un miedo, que me mantiene en movimiento? / Reforzándome solo para construirme hasta la caída”. Esta “IDATMT” fue la carta de presentación que anunciaba un pop sintético de alta carga emocional elaborado a través de múltiples capas digitales. Asegura la formación que sus diferentes inclinaciones musicales desembocan en unos resultados eclécticos en los que las aportaciones están divididas. La principal consecuencia es la combinación de recogimiento y ensoñación lograda a base de beats.
De lo primero es buena muestra la canción que da nombre al álbum, una alusión al recuerdo con un sobrio acompañamiento instrumental. Detrás de lo segundo está la participación en la mezcla de Marta Salogni, quien ha trabajado con Romy, Fred again.. o Jamie xx y que es probable que sugiriera las pinceladas de UK garage que abren “Afterglow”. En ese ámbito más liberador, de ojos a media asta en la pista de baile, se sitúa también “Backseat”, la única de las canciones que no sigue el modus operandi habitual de Talmont, consistente en reinterpretar sonoridades pretéritas avanzando hacia un concepto propio.
Su largo es una de las sorpresas más agradecidas en lo que va de año. Un trabajo honesto basado en el retrato de emociones espontáneas, según la propia Gibbons, que irrumpe como hábil arquitecta de melodías vocales en temas como “Something In The Water” y que encuentra en “Moving Further Than Before” su versión más expansiva. No se trata aquí de iniciar una revolución, sino de dotar al presente de una estimulante belleza carente de cualquier artificio. ∎