Tronco

“Tutupá” es el cuarto disco de Tronco, pero su primer trabajo autoeditado. Incluso “Abducida por formar una pareja” (2017), su primer álbum y quizá el de más renombre hasta la fecha, fue lanzado por Elefant Records. Así, la nueva etapa de los hermanos Herrero establece una mayor cercanía entre sus modelos de comportamiento y sus parámetros sónicos, en tanto que siempre han sido una formación muy de estar por casa y han llevado la ideología DIY hasta el extremo.

En su nuevo LP, el dúo da un paso hacia delante en la estética costumbrista que los rodea. Se mantienen hieráticos dentro del bedroom pop y el lo-fi al que siempre han pertenecido, si bien dan cabida a otras formas que pueden pasar desapercibidas al mantenerse con la misma textura: “Burbujas de amor” posee una base de cumbia mientras que Muyaio interpreta el timple como acompañamiento. Sin embargo, los nuevos géneros con los que coquetean pasan desapercibidos en pos de un sonido propio, seudoprecario a propósito, de guitarras acústicas que suenan lejanas y voces prácticamente sin editar. De hecho, la canción que abre el álbum, “No entiendo nada”, es una carta abierta a favor de la normalidad: “Entendería que quisieras conocerme, entendería ese ‘hola, guapa’ si fuera algo agraciada, si por lo menos fuera simpática, pero no entiendo nada…”. De hecho, sus letras siguen la estela sencilla que suena a folclórica sin llegar a serlo, que también practican otras artistas como Lorena Álvarez o Andrea Buenavista. Sin embargo, el proyecto de Tronco es más cercano que los anteriores al infraunderground de Marcelo Criminal, Los Lagos de Hinault o Autoescuela, debido a la subproducción de algunas de sus composiciones o las cajas de ritmos desfasadas en relación con la tecnología actual.

De este modo, el trabajo se configura como una serie de pequeñas fábulas, historias rutinarias aparentemente sin importancia pero narradas con tanto detalle que pueden llegar a convertirse en enseñanzas reveladoras. Los hermanos Herrero pisan un camino que ya se ha recorrido infinidad de veces, y es que hablan desde lo mundano de experiencias prácticamente universales, habitadas en algún momento por cualquier ser vivo. Sin embargo, su perspectiva, entre la ternura y la ironía, aporta nuevos matices en la escena: “El afilador” establece la metáfora entre una relación amorosa y un duelo de espadas, mientras que sus arreglos wéstern (slide, silbidos, flautas MIDI e incluso sonidos reales de cuchillos) evocan la melodía del famoso camión del afilador, aquel que te despierta por las mañanas con su irritante tímbrica. “Hola, como estás”, “No te volveré a ver” o “Lo que pasó cuando te fuiste” (esta última con la colaboración de Juan Crespo y Miquel Serra) mantienen una línea discursiva en la cual Conxita, desde lo hipotético hasta lo tangible, recuerda alguna ruptura y se pregunta qué habría sido, imaginando una vida paralela desde cero. Por su parte, “La plañidera” mantiene vivo el concepto de las despedidas, leit motiv de “Tutupá”: “Lo pasé tan bien contigo que el día en que nos despedimos yo me fui llorando”. También hay otros momentos que no radican en el desamor, como es el caso de “La niña de las arras”, que versa sobre el 29 cumpleaños de su vocalista y el regalo que le hicieron: una vajilla, estableciendo así un irónico paralelismo entre su figura y la de los pajes de boda. “El crac”, acerca de un ingreso médico, comienza con plug-ins que recuerdan al sonido de la maquinaria de hospital. Por algún motivo, “Torta del Casar”, que se presentaba como una de las canciones con más desparpajo del álbum (una carta de amor hacia el queso), ha terminado no formando parte del tracklist.

El disco finaliza con “Epílogo”, una versión a piano de “Bookends” de Simon & Garfunkel, a los que ya versionaron en “Nainonai” (2021), su anterior trabajo. Por cierto, tras tres álbumes jugando con el mismo chiste en sus títulos, se les están empezando a acabar las onomatopeyas. En cualquier caso, en esta nueva entrega vuelven a convertir en singulares las experiencias más frecuentes gracias a su lenguaje informal pero afectuoso. No es fácil musicar ejemplos tan precisos cuando se canta a la experiencia universal.∎