water margin

La mayoría de las veces no hay que proponerse renovar nada: basta con sintonizar con la frecuencia adecuada. Y eso es lo que encontramos, para bien, en “Gleaming Cursed” (algo así como “resplandeciente maldición”), el álbum de debut de water margin, un cuarteto de Vancouver formado por Geordon Gaskill-Cadwallader (guitarra, voces), Jean-Michel Lacombe (guitarra, voces), Arman Paxad (bajo) y Patrick Williams (batería). Nueve canciones en poco más de media hora que le inyectan vitaminas al mejor post-hardcore de los ya lejanos años noventa sin que el motor se cale en ningún momento, a tope desde el minuto cero. El name dropping es innecesario –lo que entregan los canadienses se valida por sí solo–, pero para los más despistados recurriremos a Fugazi, Jawbox o Hot Snakes: “Gleaming Cursed” expande esa misma urgencia y desesperación sustentada en una base rítmica de acero puro –pero de un dinamismo impepinable–, en un duelo de guitarras siempre con la electricidad en modo turbo y en unas prestaciones vocales que transmiten rabia y vulnerabilidad.

Desde que abren las compuertas con “Plague Runner” hasta que apagan el interruptor con “Moon House”, este es uno de esos –cada vez más escasos– álbumes que logran esquivar el mero revival para enseñar los dientes de una criatura dispuesta a dar las dentelladas que sean necesarias para reclamar su lugar en el presente. Pura zozobra emocional (“Trabajar duro, ahorrar dinero / Oh, no puedo / Las manos en mis hombros simplemente no me dejan ir / Sudar sangre y administrar deudas / Oh, no puedo / Las manos en mis hombros simplemente no me dejan ir”: “Plague Runner”; “Buscando el cambio en un mundo digital / De sobra, pero nada que dar / Tu cara, no tus manos / El frío se asienta como un sudario / Goteo sintético del grifo bajo el paso elevado / Un peso oceánico / Mira, espera, desgastado, desperdicio”: “Palisades”) expuesta sin ironía y con el equilibrio justo de furia, enojo y ganas de pelea. ∎