Su recepción con televisores de la antigua Unión Soviética, los sofás destartalados y la luz tenue anticipan el riego de emociones que depara este local de música en vivo alérgico a la programación comercial. El underground del Poble Sec queda a buen recaudo con este enclave para los que buscan una alternativa al ocio nocturno reglamentario.
Uno de los últimos vestigios de la Barcelona canalla. Kentucky se levantó a mediados del siglo pasado para ofrecer tragos a los marineros desembarcados de la sexta flota naval estadounidense. Macaulay Culkin o Jean-Paul Gaultier han pasado por este templo irreductible de la juerga barcelonesa. Un dive bar donde todo puede suceder.
Su contencioso con el ayuntamiento, tras la denuncia de un vecino por ruido, amenaza con precintar otro local símbolo de la ciudad. Adentrarse en esta bodega familiar es trasladarse a otra línea temporal. Su variedad de vermuts y aperitivos dota de autenticidad a esta reliquia de Gràcia, en pie desde 1937.
La bodega como símbolo de resistencia a la campante gentrificación tiene en el Quimet de Gràcia un símbolo orgulloso. Su variada y elaborada carta (la carrillera es espectacular) y sus selectos brebajes llevan convirtiéndola en santo y seña gastronómica del barrio de Gràcia y de esa Barcelona que no se atraganta con la tradición.
A poca distancia de la entrada anterior, al lado de la Plaça Rovira de Gràcia, se levanta este nuevo favorito para foodies de paladar fino. Una exquisita variedad de platillos, charcutería y latas regada con abundancia de vino es su principal reclamo. No lleva ni un año abierto, pero se ha convertido en un ineludible del paisaje culinario del barrio.
Su desorden –se les amontonan las valijas llenas de novedades en sus estrechos pasillos– es algo a lo que se acostumbra el buscador de joyas en vinilo y CD cuando accede a este santuario del Raval. Una de las tiendas de discos más legendarias de la ciudad, y con uno de los catálogos más amplios y más bien nutrido de rarezas, especialmente para los rastreadores de música de los sesenta y setenta. Hasta editan sus propias referencias.
Parada ineludible para el coleccionista de libros de fotografía. Con apenas un año de vida, este pequeño local del barrio de Gràcia se ha convertido en un santuario de la fotografía. Su frondoso catálogo de novedades, rarezas y ediciones descatalogadas lo convierten en un enclave comercial al que visitar con regularidad.
Bar concurrido de su zona (Gràcia) desde que abriera la persiana hace algo más de dos años. Instagramers, influencers, artisteo y vecinos se citan en su minúsculo y acogedor espacio. Trato familiar, decoración cuqui, ambiente juvenil y moderno y una carta escueta son las señas de identidad de este bar-cafetería con una buscada esencia de local de barrio.
Aunque no es fácil localizarla en el mapa del barrio de Sants, una vez sobrepasados sus límites resulta más difícil escapar de su influjo. Esta sala de conciertos y club funciona con una programación de miércoles a sábado que dota de sentido su lema de “No oblidis tornar a casa” (no olvides volver a casa). Ambiente que atrapa a los animales nocturnos.
Al final de esta calle sin salida del barrio de Gràcia se levanta este refugio para el recolector de vinilos. Una tienda de discos especializada en referencias USA y UK de segunda mano. Un nutrido surtido de discos de soul, jazz, funk, latin y rock nutren sus cubetas a la espera de ser descubiertas por los diggers más aventajados.
Otra boya salvaguarda para salirse de la oferta más comercial y del ocio de garrafón de Barcelona. Esta asociación cultural sin ánimo de lucro funciona a la vez como tienda de discos y como bar donde uno puede tomarse un cóctel. Todo amenizado con un ambiente de socios regulares y por las sesiones de DJs que se programan semanalmente.
Otra asociación cultural, está orientada hacia el séptimo arte. Zumzeig se ha convertido con los años no solo en la referencia cinematográfica del barrio de Sants, sino en uno de los templos de la cinefilia gracias a su arriesgada programación alejada del circuito comercial. Además de rincón del cine en versión original, ofrece comida y bebidas en el anexo de la sala.
El Phenomena lleva años nutriendo de cine en V.O. las inmediaciones del Hospital de Sant Pau. Sus prestaciones –equipada para proyectar en 35mm, el envolvente sonido, la inmensa pantalla– la convierten no solo en la mejor sala de cine de la ciudad, sino en una de las mejores del continente.
Sin que sirva de precedente, este minúsculo local centenario del Poble Sec puede enorgullecerse de no haber visto pervertida ni su esencia ni su producto pese a la ingente cantidad de turistas a los que da cobijo. La verdad es que merece la pena hacer sus colas con tal de poder catar sus licores y vinos, además de su sabrosísima oferta culinaria de montaditos y tapas.
En el Born, con vistas al Parc de la Ciutadella, se esconde este centro de fotografía con exposiciones itinerantes, actividades, y otras inclinaciones divulgativas alrededor del arte fotográfico. Además, dispone de librería y de una tienda con interesantes publicaciones.
Los que seguimos apostando por el formato físico tenemos nuestro particular shangri-la en este otro local de resistencia al consumo digital. El Setanta-nou no solo ofrece la más amplia variedad de DVD y Blu-Ray probablemente del territorio español, sino que además oferta rarezas de exportación y su propia línea de edición.
Tres cocteleros de curtido bagaje –Boadas, Dr. Stavinski, etc.– adquirieron este clásico de Joaquim Costa para mantener su perfil de bar de toda la vida, pero añadiendo un toque kitsch y cócteles populares y castizos a un precio asequible. Cartas ganadoras para un local atemporal pese a su aire renovado.
Este bar de reciente cuño se ha convertido en tiempo récord en parada obligada dentro de la ruta de bares del Poblenou. Una pareja –él español, ella estadounidense– que se conoció en Brooklyn y ha querido trasladar a suelo mediterraneo el espíritu dive bar. Además de cervezas de importación y cócteles, se sirve comida en este estético bar que te transporta a latitudes yanquis.
El Curtis Audiophile Café trasladó el concepto de los listening bar de Japón al corazón del Eixample. En su local se puede disfrutar de una sesión de DJs o de una escucha en privado mientras se degustan cócteles y comida, se lee alguna revista o se compra algún disco. Aquí todo gravita alrededor de la música.
Este espacio situado en la calle Vallespir de Sants combina la venta de libros y de discos. Un surtido de acetato y papel en el que perderse. Su generoso espacio le permite actuar como foco cultural en su zona geográfica. Es posible encontrarse tanto una presentación de libro como un concierto. O incluso exposiciones.
En estos tiempos de cócteles de autor y filigranas para escalar en rankings internacionales, se agradecen propuestas como las de este minúsculo local de la calle Sitges, al resguardo del ajetreo turístico de Las Ramblas. Tragos clásicos servidos sin parafernalia, pero con mucha devoción, honestidad y profesionalidad.
Veterana tienda de revelado y venta de material fotográfico que desde hace un tiempo se ha convertido en centro expositivo. Cada mes organizan una nueva exposición en el espacio contiguo al mostrador para poner en valor el trabajo fotográfico de artistas locales.
Los rastreadores de la mejor repostería tienen desde hace un tiempo un lugar de veneración en esta pastelería situada en el Born y recientemente expandida a Les Corts. Sus pasteles de queso artesanos son de otra galaxia y, por una vez, las colas kilométricas que se forman quedan justificadas.
Esta galería, inaugurada con la exposición fotográfica de Glen E. Friedman dos años atrás, es uno de los catalizadores de la nueva estampa que la calle Sant Pere Més Alt ha adquirido en los últimos tiempos. Exposiciones de fotografía y pintura –aunque también abierta para contrataciones de eventos privados– centran su agenda.
Templo de culto de lo friki. Esta imponente librería del Eixample se ha convertido por fondo propio en un lugar de peregrinación para los amantes de la literatura de género. Cómics, revistas, juegos de rol y multitud de libros avasallan al aficionado al terror, el fantástico y la ciencia ficción. ∎