David Lowery, un largo camino. Foto: David Mars
David Lowery, un largo camino. Foto: David Mars

Concierto

Cracker, cuatro americanos recios y una violinista robaplanos

No es habitual que una consolidada banda americana cruce el charco para visitar tan solo un país europeo, y menos que ese sea este. Pero a veces ocurren cosas raras, y Cracker inició el sábado 22 de noviembre en Bilbao una gira con otras siete fechas peninsulares en tan solo nueve días, hasta el 30 de noviembre. El grupo de David Lowery, que lleva algo más de una década viviendo de retrospectivas y álbumes en directo, repasó sus momentos más conocidos junto a versiones de Bob Dylan, Grateful Dead o Status Quo.

Coincidiendo con el inicio de los años noventa, la música americana de raíz se dirige a un reseteo, que en realidad complementa al decenio anterior con lo que se conoció como “nuevo rock americano”. Cracker estuvo ahí, si bien el grupo era una segunda intentona del guitarrista y cantante David Lowery tras Camper Van Beethoven, sin duda una de las formaciones más singulares y reveladoras que dio el rock universitario yanqui en los ochenta. Originarios de Virginia, vivieron sus mejores momentos entre la última década del pasado siglo y la primera del actual, y aún mantienen un status de banda robusta y competente dentro del signo americano.

En esta exclusiva gira española –qué raro suena decirlo así– se muestran en quinteto con su líder David Lowery como voz y guitarrista (una eléctrica Fender Stratocaster que alterna con otra acústica), Johnny Hickman (guitarra solista y voz ocasional), Bryan Howard (bajista y voz ocasional), Carlton Owens (presentado como “Tractor”, en la batería) y la violinista Anne Harris. Lo curioso es que esta última, a priori una invitada circunstancial, adoptó un protagonismo desmesurado con sus continuos bailes y contoneos, situada además en el centro de la formación. Incluso le permitieron cantar y tocar sola una versión del tema “Sparrows” de la violinista de Nueva Orleans Gira Forsyth, que la verdad nada aportó al grueso del concierto. Pero era tal su desempeño gesticular que se hacía complicado mirar a otro lado. A veces parecía que estaba en un casting de “El mago de Oz” (Victor Fleming, 1939), me comentó un fotógrafo de la competencia, sentado a mi lado.

El show de la violinista Anne Harris. Foto: David Mars
El show de la violinista Anne Harris. Foto: David Mars
La cita bilbaína, en la sala BBK de la Gran Vía, que había agotado sus butacas con tres meses de antelación con un público mayoritariamente maduro y masculino, se incluía como última sesión del 13º ciclo Music Legends, ramal del festival que se celebra en junio en el Bilbao Arena. Comenzó con ese sonido recio, acompasado y recto, propio de la banda, solo roto en el estribillo destemplado de “Euro-Trash Girl”, perteneciente a su álbum “Kerosene” (1993), junto al homónimo “Cracker” (1992), los más apelados en el set. De ahí provenía su segundo tema, un lento y a veces épico “St. Cajetan”, rematado con ecos y coros sureños. Cracker disparó su lado más eléctrico con la rockera “Teen Angst (What The World Needs Now)”, para regresar al country con “Sweet Potato” y un primer duelo guitarra-violín, repetido luego en otros momentos del concierto.

El quedón estribillo stoniano de “Get Off This” daría paso a “Wedding Day”, un medio tiempo cantado por Hickman en un doble registro un tanto forzado. Con “Low”, volviendo a su disco fetiche “Kerosene”, lograron uno de los mejores momentos de la noche, rock narrativo con su punteo y sus coros varoniles, que además enlazaron con la primera versión de la velada, “Loser”, de Grateful Dead, y esa frase tomada en parte de Robert Johnson, que repite “Last fair deal in the country, last fair deal in the town”, entonado a la manera dylaniana. A continuación vino otra ajustada versión, “Pictures Of Matchstick Men”, de Status Quo, sesenteros más lisérgicos, que Camper Van Beethoven grabaron para el LP “Key Lime Pie” (1989).

Johnny Hickman, a la guitarra, el otro cofundador de Cracker. Foto: David Mars
Johnny Hickman, a la guitarra, el otro cofundador de Cracker. Foto: David Mars
Con “Dr. Bernice”, que cierra su álbum de debut, llegó uno de los instantes más tranquilos y bonitos, con un inicio acústico que desemboca en una especie de vals ondulante. “California Country Boy” y “Friends” nos devuelven a la mecedora del country, la primera cantada de nuevo por Hickman. Sería el corpulento bajista negro Bruyan Howard –menudo vozarrón– el encargado de acometer la popular “You Ain’t Goin’ Nowhere”, de Bob Dylan, que incluyeron en el recopilatorio “Garage d’or” (2000) con un directo de 1999 (junto con Adam Duritz de Counting Crows y Joan Osborne), aquí coreada y palmeada desde las butacas. La reposada “Another Song About Rain” y un bis con una rotunda “One Fine Day” –muy Neil Young & Crazy Horse, y quizá lo mejor de la noche, aunque faltara el teclado del álbum “Forever” (2002)– cerraron un concierto de casi cien minutos, correcto y leal a un rock americano que, en el caso de Cracker, se aferra a un tratamiento que ya es ortodoxia y método. Tras pasar el domingo 23 por Vigo, esta semana les esperan conciertos en Sevilla (25), Madrid (26), Barcelona (27), Valencia (28), Zaragoza (29) y de nuevo Madrid (30). ∎

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