Colombia internacional. Foto: Alejandra Belt
Colombia internacional. Foto: Alejandra Belt

Entrevista

Ëda Diaz: “Mi disco es un oráculo que he fabricado para tener mi propia visión de las cosas”

Búsqueda de identidad, choque de continentes y una paleta de estilos que van del bolero al danzón, de la champeta al bullerengue, de la contemporánea a la electrónica. La cantante y contrabajista franco-colombiana lanza su debut “Suave Bruta”, uno de los álbumes más brillantes, sofisticados y estelares del arranque del año. Gardel y Björk caben en un mismo disco, que es pop de alta costura.

Ëda Diaz se mueve entre opuestos. El suyo es un trabajo casi obsesivo en la unión de dos continentes, de lo académico y lo popular, de lo europeo y lo latino, de –como reza el título de su disco debut, “Suave Bruta” (Airfono, 2024)– lo terso y lo tosco. “Ahí tienes el núcleo de mi pregunta existencial: quién soy yo en medio de estas dos culturas”, razona. “Creo que es una obsesión por conectar las cosas en general. Digamos que ha sido una búsqueda general en mi vida tratar de hacer entender entre sí cosas que normalmente a primera vista no pueden juntarse”. Antes de ser músico, dice, iba a ser urbanista, y ahí “se trata de conectar a un arquitecto o a un político con la población. He hecho la misma cosa con la música: me gusta escuchar música de vanguardia, como Björk o James Blake, y al mismo tiempo poder rendirle homenaje a la música de mi infancia”.

Vídeo de “Tiemblas”, dirigido y editado por Silvia Lorenzini.
En su caso, ese viaje lleva a tótems de la música latina como Carlos Gardel, Lucho Bermúdez o Julio Jaramillo. “Fue mi manera de conectar con mi otra raíz, que está muy lejos. Gardel no es colombiano pero la segunda ciudad de Gardel, y del tango, después de Buenos Aires, es Medellín. Lucho Bermúdez también tiene una historia con esa ciudad. Jaramillo es ecuatoriano, pero ¿en qué barrio de los años cincuenta no ha sonado su voz?”.

Ëda otorga importancia a “explorar en las entrañas de la tradición y de la tierra”, lo que abre el disco a los elementos sonoros de la naturaleza: “Sí, hemos grabado en viajes sonidos de la calle, sonidos de la naturaleza… Me encantan los pájaros, trato de aprender cada vez más sobre ellos. Es una forma de volver a mis orígenes: en Medellín los escuchas todo el tiempo y estás en medio de la ciudad. Aunque también otros sonidos de la calle parisina están en este disco”. Diaz menciona uno de los temas, “Tutandé”, que a quien escribe le suena a champeta criolla. “Cada canción, cada ritmo, ha sido como la esencia de la canción: hay bolero, danzón, bullerengue… Y al mismo tiempo está la parte más contemporánea. Hay gente que dice que es complextro; yo ni conocía este ritmo o ese género”, afirma.

“Suave bruta” es un disco rítmicamente poderoso, complejo y completo, pero también es muy melódico. “La parte melódica viene de mi amor por las canciones populares de los años cincuenta: por los boleros, por los vals… Creo que no es un disco donde entiendes todo desde el principio. Hay cosas escondidas, muchas”. Es un álbum muy urbano en su sofisticación, pero lejano a las tendencias de la música urbana de mercado: no hay reguetón, no hay Auto-Tune… “Bueno”, me corrige, “está en ‘Sábana y banano’, pero lo utilizo más como una herramienta estética, para hacer efectos muy sutiles sin ser un cliché. Como los bombos o los bajos. Y el contrabajo, que tiene ese sonido como más de madera y le da esa estética un poquito más producida”.

“Cada canción, cada ritmo, ha sido como la esencia de la canción: hay bolero, danzón, bullerengue… Y al mismo tiempo está la parte más contemporánea. Hay gente que dice que es complextro; yo ni conocía este ritmo o ese género”

Ëda Diaz, aparte de cantar, toca el contrabajo, el piano “y a veces unas percusiones chiquitas”. Todo está muy bien ensamblado por una brillante producción a cargo de Anthony Winzenrieth, miembro de 3somesisters y AURUS, que aporta “ese bagaje latino y también otro muy experimental. El mío era más años setenta, con toda la música psicodélica de Pink Floyd… pero también un poco en las fronteras con el jazz como Carla Bley o como Meredith Monk, que son referencias más hacia lo contemporáneo. Él tenía mucho interés por la música más producida de James Blake, de Bjork”.

La sofisticación del sonido se corresponde con la cuidada gráfica del disco, a cargo de la diseñadora e ilustradora Gaëlle Correa, “que es ‘franco-paisa’ como yo. Ella, de cierta forma, traduce mi música con imágenes. No tengo familia de músicos, pero una parte de mi familia del lado materno viene del arte. Mi abuelo es pintor y mi madre trabaja en la moda. He crecido con esa sensibilidad de lo visual, de las exposiciones, de la pintura…”.

Desde lo lírico, hay ciertas alusiones astrales, oraculares. Ëda cuenta por dónde van los tiros: “Este disco es una búsqueda de identidad, un proceso de conocerse. Y en esos procesos a veces necesitas poesía u otras formas de entender cómo eres. Trabajar sobre la carta astral ha sido bonito porque es… no sé cómo decirte… como un cuento personal para cada uno. Una forma de reflexionar mejor o de hacerse preguntas más que algo predictivo”

Dos mundos en uno. Foto: Misael Belt
Dos mundos en uno. Foto: Misael Belt

Un trabajo con un repertorio tan sofisticado ¿como sonaría en acústico? “¡Lo hago y no hay problema! Con Anthony nos encanta reinterpretarlo con lo que hay. A veces, por ejemplo cuando he abierto un concierto de Natalia Doco, ha sido con guitarra, contrabajo y voz. Se puede hacer. Tú vas buscando la esencia de cada canción y vas a tener los acordes de forma muy minimalista, o sea que vas a quitar todos los efectos. Sí sabes identificar cuál es el esqueleto de cada canción, con el contrabajo, la voz y un poco de guitarra para la armonía es suficiente. También podría ser solo contrabajo y tres voces, y tocar la rítmica sobre el contrabajo”.

Esa sería una propuesta de mínimos, ¿cuál sería la de máximos? “La que estoy haciendo ahora con cuatro personas: percusionista –bombo, maderitas, cucharitas, campana y un pad con sonidos–, teclado –una mujer que dobla o armoniza mis voces–, Anthony –que toca guitarra y también un pad– y yo al contrabajo, voz y percusiones. Somos cuatro, todos cantan y no hay secuencias”.

En cuanto a los planes de futuro, nos cuenta lo siguiente: “Estamos armando una gira; hay fechas sobre todo en Francia e Inglaterra. Espero que vayamos a España, no sé si a final de año o el año entrante”. Y, antes de terminar, ¿tiene historia la diéresis de Ëda? “La he añadido yo para nunca olvidar esa parte bicultural, y también porque tengo dos lunares simétricos en los ojos. Muchas veces la gente me miraba y me decía, ‘¿te pintas esos lunares?’. No: son lunares de verdad. Hay gente que cree que son un piercing”. 

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