Tenéis pocos conciertos previstos de momento. ¿Eso también tiene que ver con vuestra dinámica, que no queráis hacer muchos, o es porque a un grupo como el vuestro se le hace más difícil conseguir bolos?
Luis: Es muy difícil. Tampoco sé si estaríamos dispuestos a hacer una gira de muchos conciertos, pero en general nos cuesta muchísimo.
Teresa: Y nos sorprende, porque yo creo que ahí sí que están cambiando las cosas. La gente programa con muchísima antelación. Antes te llamaba alguien y, si te cuadraba, ibas, pero encajar las cosas ahora no parece nada fácil.
Luis: Hemos descubierto que ahora tienes que ser tú el que persiga a las salas, que es una novedad para nosotros. Tenemos que componer las canciones, grabarlas y perseguir a los programadores.
Teresa: En Madrid haremos el Café La Palma y creo que lo llenaremos. Podríamos haber tocado en algún sitio más grande, pero buscamos y buscamos y no había disponibilidad hasta dentro de un año.
Luis: Y pensar en esos términos… ¡Quién sabe lo que puede pasar dentro de un año!
¿Cómo planteáis estos nuevos conciertos?
Luis: Los directos cambiaron mucho después de “Fruta y verdura” (2016), porque hubo un momento en que nos cansamos de los acoples de la guitarra, fuimos quitando todos los pedales y, al final, lo que descubrimos era que lo que había que quitar era la guitarra, así que metimos un sinte y le volvimos a poner todos los pedales de la guitarra. Queremos que sea divertido, que sea emocionante y que tanto la gente como nosotros lo pasemos bien. El formato electrónico nos hizo darnos cuenta de que nosotros también podíamos disfrutarlo, porque antes sufríamos con la guitarrita, vamos, lo inimaginable.
Después de trabajar con Genís Segarra, de Hidrogenesse, en la producción de los dos discos anteriores, este os lo habéis autoproducido, pero por momentos suena como si lo hubiese hecho Genís, como si ya tuvieseis interiorizado ese estilo.
Luis: Nosotros estábamos muy contentos con sus producciones, pero empezamos a grabar este disco en 2021, estábamos en plena pospandemia y no sabíamos qué iba a pasar, si íbamos a poder ir a Barcelona a grabar, y queríamos cerrar estas canciones. Entonces decidimos hacer unas maquetas utilizando los sintes con los que tocábamos en directo, porque a mí me cuesta horrores tocar la guitarra a la vez que le doy al ratón para entrar a tiempo. Tal vez por eso recuerde más al estilo de Hidrogenesse.
Teresa: También es verdad que con nosotros el proceso siempre se dilata mucho en el tiempo, y hablando con Genís, tras enseñarle las maquetas, nos dijo: “Es que ya tienen un sonido que, para vosotros, es este. No hay margen para que yo pueda meter mano ahí”.
Luis, tú cantas más en este disco.
Luis: No sé por qué. No dije: “Voy a cantar más”. Simplemente, cuando hice algunas canciones, ese día no estaba Teresa en casa, y yo pensé “venga, pues la canto yo”.
Teresa: Ahora que estamos preparando el directo puede que sea yo quien cante algunas de esas canciones, y ayer, pensando en algo, le dije: “Oye, pero si esa canción en el disco la cantas tú”, y me dijo: “¡Es verdad, me había olvidado!” (risas).
Otra novedad es que hay una intro, una outro y varios interludios en off. ¿Por qué esto?
Teresa: Fue una idea que tuvimos que defender mucho ante Austrohúngaro. Nosotros entendimos que los rumores también pueden ser como escenas sonoras que captábamos de una peli o de un discurso. A eso le dimos muchas vueltas, porque a veces parecía que no tenían unidad, en otras ocasiones parecía que era lo que se la daba y al final acabamos muy convencidos de que sí queríamos que apareciera.
Luis: El disco empieza con el discurso de Ursula K. Le Guin, cuando le dieron una medalla en el National Book Award en 2014, donde viene a decir que el arte tiene que ser libre y no puede estar sometido a las leyes del mercado. A mí me impresionó mucho leer ese discurso. Y se cierra con una grabación de campo en la desembocadura del río Ebro. Fuimos de vacaciones allí y aprovechamos para grabarlo.
La comunicación es uno de los grandes temas de nuestro tiempo, pero casi siempre se asocia a las redes sociales, la posverdad o la inteligencia artificial. Vosotros, sin embargo, ponéis el foco en otro lado, en los patios de vecinos o en cosas un poco más carpetovetónicas.
Luis: Logroño es una ciudad muy de cotilleo, pequeña, pero eso lo puedes trasladar fácilmente a cualquier contexto. Yo qué sé, el indie, si es que eso existe todavía, es también una provincia de cotilleos, o el mundo del cine. El cotilleo es algo muy muy español. No sé cómo será en otros países, pero va muy con nuestro carácter.
Teresa: Ya habíamos hecho antes canciones como “La cotilla” (incluida inicialmente en el CD-R “Ísimos”, que publicó Birra y Perdiz en 2008), pero el rumor es también cualquier ruido. No tiene por qué ser maldad.
Y también es muy interesante la idea de que una palabra, una vez que sale del emisor, va volando y adquiriendo vida propia.
Luis: Claro, es como el juego ese del teléfono estropeado. En la realidad pasa mucho eso de “me contaron que no sé quién vio…” y te llega una información que se parece un poco a lo que había en principio pero en realidad no tiene nada que ver con lo que sucedió.
“Estilo” parece una canción de autorreivindicación, pero está lejos de ser el típico himno de empoderamiento. ¿Os ha llegado a afectar lo que dijeran de vosotros?
Luis: No, nos afecta más cuando alguien no nos dice algo. Nos sorprende muchísimo eso.
Teresa: “Estilo” viene a cuento de cuando alguien te quiere encasillar, no te tiene localizado y te dice: “Bueno, ¿y esto en tu estilo?”. Entonces decimos: “¿Perdón? ¿Cuál se supone que es mi estilo? Espera, que te voy a explicar que mi estilo existe, pero a lo mejor mi concepto no es el tuyo”.
Luis: Te explican cuál es tu estilo y, bueno, yo qué sé, es que nos han malinterpretado muchas veces. Por ejemplo, diciendo que somos un grupo humorístico. “¡Qué cachondeo vuestras canciones!”. Y tú dices: “Bueno, sí, intentamos usar el sentido del humor en nuestros temas, pero precisamente en ese que dices hay un mal rollo latente que…”.
Teresa: En realidad, “Estilo” tiene algo de querer definirse, pero también de salirse de que te definan.
Luis: Y de defender el derecho de decir un día una cosa y al día siguiente otra que no tenga nada que ver con eso. No tienes por qué estar siempre en la misma posición ni defender una autenticidad.
Habéis hecho una playlist para Spotify titulada “Hablaban de nosotros”. ¿Son cosas que os han influido en la elaboración del disco?
Teresa: Pues hay de todo, canciones que se han escuchado mucho en la casa durante estos años, otros casos en los que ha sido el propio disco el que nos ha llevado a buscar otros rumores…
Luis: Los discos que compras y que escuchas, que cada vez son menos porque son más caros, acaban influyendo. Y como los escuchamos los dos, al final ambos venimos con lo mismo a la hora de ensayar. En la lista hay mucha música italiana y mucho tecnopop, que es algo que siempre nos ha gustado, aunque realmente nos gustan todos los géneros.
Teresa: Quizá es verdad que este disco nos ha llevado más al tecnopop.
Luis: Sí, a recuperar cosas que habíamos escuchado de chavales y pensar: “¡Este disco es buenísimo!”. Como el single “Genetic Engineering”, de OMD (1983), que lo tenía ahí perdido y me encantaba; lo he vuelto a poner y sigue muy vigente.
“Filtros resonantes” me recuerda un poco a Franco Battiato.
Luis: Pues qué guay. Es también una canción de autoafirmación, como de anuncio de Coca-Cola, en la que ves a todo el mundo ensalzando a tu grupo.
Teresa: A veces hemos censurado en otros el que tirasen de épica. Pues ya está, ya hemos hecho nuestra canción épica.
“El temblor de las palabras” finaliza con un guiño a “Yolanda”, de Pablo Milanés. ¿Hay más cosas de ese tipo en el disco?
Luis: En “Mi río”, Teresa hace unos “uuuh-uuuh” al final que están sacados de “Love Is Strange”, de Buddy Holly, que es una canción que nos flipa. Y alguna más habrá.
Teresa: Sí, el gag nos encanta (risas).
La melodía de “El rumor de fondo” me resulta familiar, pero no sé a qué me recuerda.
Luis: Ahí hay una parte que a nosotros nos recordaba a “Mi querida España”, de Cecilia. De hecho, es como una especie de diálogo con esa canción. Y en el rumor que viene después de la canción, en la grabación de campo, hay un viento que sale en la de Cecilia.
Teresa: Yo soy muy maniática con lo de “esta canción suena a tal y a cual!”, pero no sé. En ese momento escuchábamos mucho a Dory Previn y es verdad que hay algo ahí, pero no sabemos qué es.
Luis: Además, vemos una conexión entre Dory Previn y Cecilia que no sé si se ha comentado por ahí, pero es muy sorprendente.
Oye, Luis, esa gorra que llevas en algunas fotos y videoclips en la que pone “Bayo”, ¿es del merchan de Chimo Bayo?
Luis: Yo también me apellido Bayo, y cuando Chimo se la ponía yo decía: “¡Esa gorra la tenía que llevar yo!”. Salió como un chiste, decir que me voy a hacer una gorra de Bayo para tocar en directo, y la gente me rio mucho el chiste, así que ya no tengo que pensar mucho en qué me pongo para subir al escenario. Pero esta gorra nos la hemos hecho nosotros, y es más bonita que la de Chimo Bayo, lleva como unas perlitas que hemos cosido.
Tiene un aire a las gorras de “Boy” que llevaba Chris Lowe en una época de Pet Shop Boys.
Luis: Sí, he estado tentado a cambiar el orden de las letras.
Es que, viéndote en los vídeos, me recuerdas un poco a Lowe, a Nacho Canut, a José Luis de Chico y Chica… Ese tipo de pose hierática pero graciosa y carismática al mismo tiempo.
Luis: Teresa siempre me dice: “Tú eres transparente, cuando alguien te dice algo que no te gusta se te nota un montón”, entonces en los vídeos es… “¿cómo hago de mí mismo?”. Me apuntaré a unas clases de teatro, no sé.
Me doy cuenta de que os comparo con otros dúos todo el tiempo. ¿Hay una ética artística en esta formación frente a la que pueda representar el power trio o el cuarteto tradicional de pop-rock?
Luis: Claro, claro, yo estoy seguro, porque es muchísimo más fácil entenderse entre dos personas que entre cuatro o cinco. No quiero ni imaginarme sus discusiones para llegar al consenso en la grabación de un disco. Tiene que ser horroroso.
Teresa: Y las luchas de egos también deben ser más llevaderas entre dos, supongo.
Luis: Nunca hemos tocado con más gente. Una vez subimos al escenario con Anntona, que es muy amigo, y funcionó muy bien, pero fue una cosa anecdótica. Siempre nos dicen: “¿Por qué no os buscáis un grupo para que os apoye en directo?”. Incluso ha habido amigos que se han ofrecido a tocar con nosotros, pero vemos mucho más romántico el hecho de subirnos nosotros dos solos al escenario. Es más bonito para nosotros y, además, tal como está la cosa, arrastrar a tres o cuatro personas por ahí y conseguir un caché con el que nos paguen el viaje, el hotel y la comida lo vemos totalmente inviable. ∎