Artistas como Joel Grey, Jobriath y Momus supieron reinterpretar ese cabaret oscuro y fascinante. Barbara se adelantaba a la apesadumbrada “Youth” y Marc Bolan produjo la versión más afín de “Tainted Love”. El cutrelujo de Suicide, los neones de Kraftwerk y el consumismo en vena de Daniel Miller suenan maquinales pero muy influyentes. Lipps Inc., Giorgio Moroder y su idea de Sparks cierran los locos años setenta. Sincronizados, The Human League y Soft Cell se adelantaron a dúos de notable peso específico como Yazoo –synthsoul–, Pet Shop Boys –electropop con fundamento–, Orbital –esos ansiolíticos–, Hidrogenesse –Almond amenazando a la prensa con su retiro– y Sleaford Mods –la escoria identitaria–. Depeche Mode adoptaron su estética S&M, Lawrence se burló del synthpop épico como antes lo hicieron Soft Cell del post-punk y Frankie Goes To Hollywood practicaron el sexo sonoro.