Anhelos líricos. Foto: Youna Baupoux
Anhelos líricos. Foto: Youna Baupoux

Entrevista

Okay Kaya: “Todas las formas del arte reflejan cómo nos vemos a nosotros mismos”

La artista noruego-estadounidense Okay Kaya tiene un don para explorar la distracción y el desapego con su lírica cargada de anhelo. Esta próxima semana presentará en España su cuarto trabajo de estudio, “Oh My God, That’s So Me”, escrito y grabado en su nuevo hogar en una isla accesible solo en barco, frente a Oslo. Lo hará en Barcelona (29) y Madrid (30).

Reducir a Kaya Wilkins –Okay Kaya en el ámbito artístico– a la etiqueta de cantante sería subestimar su amplia gama de talentos. También ha incursionado en el modelaje y ha probado suerte como actriz, pero lo que nos ha llevado a conversar con ella es su faceta incuestionable como compositora. Sus recientes canciones en “Oh My God, That’s So Me” (Portal Core, 2024) son divertidas, singulares y delicadas, y se presentan con una atmósfera más suave en comparación con sus álbumes previos. Si os preguntáis qué queda de la Okay Kaya de “Both” (Su Tissue-Heavy Body, 2018), su primer trabajo, ella nos resuelve la duda con ingenio: “Todos sus miembros, parte de su dirección y motivación, y sus recurrentes infecciones urinarias”. Wilkins creció en una familia de músicos, rodeada de discos de soul, hip hop y funk de su madre, junto la obsesión de sus hermanos por el black metal: “Los artistas que más recuerdo de mi infancia son Miriam Makeba, el primer disco de Mariah Carey, Aretha Franklin y A Tribe Called Quest. En cuanto al metal y el punk, mis hermanos y yo solíamos ir a conciertos en un lugar autogestionado llamado Blitz, donde veíamos a las bandas locales de ese momento”.

Mitologías y verdad.
Mitologías y verdad.

Como un reloj, las construcciones de este LP buscan la lentitud y la tranquilidad, una tarea nada fácil para una artista que experimenta con una sobrecarga sensorial a través de sintetizadores modernos y acuosos. Dialoga con distintas obras extravagantes, pero todo queda eclipsado por su título, “Oh My God, That’s So Me”, que a primera vista encarna una de esas expresiones que compartimos con nuestros amigos al enviarnos vídeos por redes sociales. Y parece que no íbamos mal desencaminados: “Creo que todas las formas del arte reflejan cómo nos vemos a nosotros mismos. Decidí que sería el título del álbum después de escribir la canción ‘The Art Of Poetry’, que narra de manera ficticia la historia del primer poeta del mundo mirando a la luna, señalando con asombro y proclamando esa frase digna de un meme”. Esta construcción onírica e hilarante de su nuevo trabajo la encontramos también en el tema “Picture This”, donde nos remontamos al mito de Sísifo, aunque esta vez con un geólogo loco por la salud que, de una vez por todas, está decidido a empujar la maldita roca hasta la cima. Definitivamente no vale la pena buscarle un sentido complejo, sobre todo cuando ni la propia Kaya lo ha dispuesto así: “La canción no pretende tener una respuesta como tal. La única imagen clara de la canción es visualizar la perspectiva de la roca. Este ángulo me hizo reír, y reírme al principio del proceso de composición establece una especie de intención de alegría”.

“Los artistas que más recuerdo de mi infancia son Miriam Makeba, el primer disco de Mariah Carey, Aretha Franklin y A Tribe Called Quest. En cuanto al metal y el punk, mis hermanos y yo solíamos ir a conciertos en un lugar autogestionado llamado Blitz, donde veíamos a las bandas locales de ese momento”

Indagando en el molde bucólico que define su estilo, nos tropezamos con un giro oscuro al pasar de los mitos griegos a “My Berenice”, una pista donde la referencia a Edgar Allan Poe se adentra en un acto de sadismo al desenterrar la tumba de Berenice por la obsesión por sus dientes. “Irónicamente, me obsesioné con el término ‘monomanía’ después de leer el cuento de Poe”, revela. Kaya reflexiona con ironía sobre el tema: “Me gusta pensar que la fijación del antagonista por los dientes de su esposa fue coincidente, sin doble sentido”. Otra de sus inquietudes reside en “The Groke”, una canción que pone de manifiesto la relación entre la naturaleza y el hombre, en consonancia con la “dark ecology” de Timothy Morton: Sin duda, siempre confiaré en la naturaleza y seré su perra y todo lo demás”. Amén, nada más que añadir.

“The Groke”, vídeo realizado por Julia Patey.

Entrando ya de lleno en su dinámica creativa, Kaya nos revela que no la concibe como intensa, sino como una práctica que ejecuta un poco (bastante) de manera compulsiva: “Me encanta crear cosas. El proceso es parte de mi día a día y me siento afortunada de hacerlo reflexionando sobre universos visibles e invisibles”. Al igual que en sus vídeos anteriores, los visuales adoptan esa dimensión surrealista, imaginando seres abstractos que personifican a sus protagonistas y en ocasiones a ella misma. Digno de mención, encontramos un elemento común en todos ellos –las borlas de graduación– sobre el que estuvimos indagando: “Al escribir el disco, la imagen de verme con capa, sombrero de graduación y pequeñas borlas en los pezones surgió rápidamente y me acompañó hasta el final. Trabajé con personas increíbles: Julia Patey en ‘The Groke’, Daniel Zvereff en ‘Undulation Days’ y Lou Beauchard en ‘Check Your Face’. Aunque los vídeos llevan claramente su sello, insistí en las borlas como un fino y sugerente hilo rojo que conecta todo”.

“Hay que divertirse aunque surjan dudas, incluso si eso significa sobrevivir solo a base de sándwiches de queso a la parrilla durante cuatro días seguidos. No dudéis en grabar siete versiones diferentes de una misma canción, aunque terminéis eligiendo la segunda”

Los últimos años han sido una especie de curso intensivo. Desde “SAP” (Jagjaguwar, 2022), su anterior álbum, Wilkins se ha estado autoproduciendo completamente: “Me encanta dar vida a cosas que mantienen una coherente inconsistencia, tanto en género como en producción. Tener la libertad de experimentar, pero al mismo tiempo enfrentar las limitaciones de mis habilidades o del equipo, ha sido algo fascinante, aunque, claro, todo esto nació de la necesidad”. En ese anhelo de dar vida a la canciones, la intérprete anima a otros artistas inmersos por primera vez en este proceso a divertirse hasta que llegue el punto que ya no sea divertido: “Hay que divertirse aunque surjan dudas, incluso si eso significa sobrevivir solo a base de sándwiches de queso a la parrilla durante cuatro días seguidos. No dudéis en grabar siete versiones diferentes de una misma canción, aunque terminéis eligiendo la segunda”.

En este álbum ha contado con la colaboración de Clementine Brown, Franziska Aigner y Oli Burslem en distintos instrumentos, lo que ha contribuido a dar forma al sonido del disco: “Me alegro mucho de poder trabajar con ellos, conocerlos y quererlos”. Sin embargo, Wilkins ha intentado no prestar atención a la música de otros artistas mientras grababa. Eso sí, la ha acompañado la lectura de autores como Tove Jansson, el ya mencionado Edgar Allan Poe, Claudia Rankine y Clive James. También las películas de Aki Kaurismäki. Su voz, versátil y elástica, se adapta a todos sus temas como un libro desplegable. Ahora más que nunca, esperamos disfrutarla en directo en España: “Lo que más me emociona de tocar allí es poder conocer a toda la gente que ha estado escuchándome y compartir una noche juntos”. Ella está emocionada y nosotros también. ∎

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