¿Un Mediterráneo psicodélico? Foto: Freya Copeland
¿Un Mediterráneo psicodélico? Foto: Freya Copeland

Radar

SanIsidro, atavismo electrizante

Isidro Rubio, al que se conocía por su faceta garagera en Wau y Los Arrrghs!!!, publicará el mes que viene en formato largo un disco titulado “SAMBORI”, en el que muestra sonidos mediterráneos, psicodélicos y de diversos lugares del mundo. Una mezcla interesante y radicalmente personal que deja entrever a un creador que ha encontrado un camino que parece el definitivo.

Hay algo deliciosamente contracultural en SanIsidro o, lo que es lo mismo, en el nuevo proyecto de Isidro Rubio, músico valenciano al que conocíamos por tocar en Wau y Los Arrrghs!!! Quizá sean esas fotos, en las que va ataviado con traje y que tienen marchamo velado, las que le dotan de un aire atemporal. Hecho que se refuerza una vez se le da al play y empiezan a sonar las canciones de “SAMBORI” (La Castanya, 2023), el que será su primer álbum largo, cuya publicación está prevista para el 3 de noviembre. No se sabe muy bien a qué época pertenece esto. Suena telúrico y ancestral, pero a la vez contemporáneo y transgresor. Él mismo parece querer lidiar con ello en “La qüestió atàvica”, una de las piezas más crudas, con esa guitarra eléctrica, todavía herencia de su pasado garagero. Pero en su propuesta hay mucho más. El Mediterráneo se cuela indefectiblemente, dialogando con el Sahel en la fantástica “Puente de plata” o con la psicodelia en “Ai, valent!”.

“Ai, valent!”, vídeo dirigido por María Ramírez.
La conexión con la tierra, que es alma mater de este proyecto, queda patente en la emocionante “La solitària”. Se advierte igualmente un regusto jondo en “Los pies de Cristo” que a su música dota de una capa extra. Está grabado en Río Bravo, el estudio que maneja Xema Fuertes –conocido también por ser miembro y productor de proyectos tan diferentes como Josh Rouse, Alondra Bentley o Maderita– en la localidad valenciana de Xirivella, y se nota para bien. Abundan los instrumentos percutivos –bombardinos, congas, bongos, cascabeles, panderetas, panderos, ruanes, güiros, vibráfonos, darbukas– pero nunca suena recargado ni gratuito. El “menos es más” como máxima en la producción le sienta estupendamente al disco, continuación del EP/mini-LP de seis canciones (a 45 rpm) “A lo pesau, a lo bajo y a lo llano”, editado en 2020 por Slovenly.

Ensayando “Calamata”, capturado en vídeo por Freya Copeland.

Cuenta Rubio que muchas de estas piezas se remontan hasta 2015, en un viaje realizado sin prisa en el que es tan importante el camino como la meta. Se trata, pues, de encontrarse a sí mismo, en un giro de casi 180 grados con respecto a lo que era su trayectoria artística hasta la fecha, incluidas sus colaboraciones con artistas como King Khan o Johnny Casino. “Sambori”, por cierto, es una voz valenciana para referirse a la rayuela. Buena metáfora para un disco que se mueve en saltos oblicuos, dejando aire y tiempo entre medias para degustarlo.

Las guitarras flamencas vuelven a aparecer en “Pecado de omisión”. “Toca mare”, con ese aire de letanía popular, conecta con propuestas como la del primer álbum de Maria Arnal i Marcel Bagés. Ese buscar en la tradición para encontrar algo que suene a presente. Una investigación necesaria que quizá tardó demasiado en iniciarse en España. Al menos, en lo que a la escena independiente se refiere. Ese déficit está completamente solventado de unos años a esta parte, y en todo caso aquí se añade un nuevo capítulo.

Isidro Rubio, más allá del folk. Foto: Freya Copeland
Isidro Rubio, más allá del folk. Foto: Freya Copeland

Existe la tentación de catalogar a SanIsidro como artista “folk” y esa etiqueta puede ser cierta solo si se tiene en cuenta la acepción más amplia del término, esto es, la de folclore. Que de eso hay mucho aquí, cierto, pero no folk en la imagen de un tipo meditabundo y callado con su guitarra a cuestas. La explosión sonora que se produce en “¡Siempre adelante!”una amalgama de gipsy-rock, funk, rebético y sonidos africanos– sirve como perfecto epílogo para un disco –y un proyecto– que ofrece mucho más de lo que parece a primera vista, con coartada geográfica y biográfica (que tampoco es imprescindible pero, sea como sea, aquí la hay).

Hay ganas de ver cómo se puede llevar todo esto al directo, pues vemos mimbres para conformar un show vibrante y dinámico, con momentos expansivos y otros intimistas que pueden resultar emocionantes. Se le podrá ver, de momento, el 10 de noviembre en Castellón –dentro de la Fira Trova’m– y del 23 al 25 de noviembre en el Monkey Week sevillano. En el estudio ya lo ha conseguido, entregando uno de los discos más estimulantes y sorprendentes del año. Proyectos diferentes y con personalidad, sí, por favor. Y si parecen un tanto contraculturales, todavía mejor. ∎

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